Ha sido una Semana Santa fantástica, de las más nutridas de la última década". Así de exultante se mostraba ayer el presidente de la Junta de Cofradías de Zaragoza, Juan Murillo, al hacer balance de una semana en la que, por primera vez en diez años, la lluvia no ha aguado ninguna procesión ni acto en toda la Semana. Algo que, salvo pequeñas excepciones como en Huesca, ayer, se ha repetido por toda la comunidad.

Las cifras oficiales de participación, como las de ocupación hotelera o visitantes, no se conocerán al menos hasta mañana, pero los cofrades coinciden en que hacía mucho que no asistía tanto público. Y los pocos datos objetivos que sí se conocen así lo apoyan.

Así, la aplicación para teléfonos móviles que proporciona información sobre las procesiones, y que este año, como novedad, informaba mediante GPS de por dónde iba cada una, ha registrado 12.000 descargas, "solo por detrás de las de las de Andalucía. Los comentarios, tanto de viva voz como los que registra la web, le dan una nota de 4,5 sobre 5", indicó Muñoz, visiblemente sastisfecho. Tanto él como los técnicos de Turismo municipales auguran una próxima desaparición de los folletos de papel por las tecnologías.

Este año se han unido las conmemoraciones del 75 aniversario del uso del tambor en las cofradías, que coincide con el nacimiento de las del Descendimiento y Las Siete Palabras, que ha incorporado un paso nuevo junto con la de La Eucaristía. Ambos "han gustado mucho", como el de los Nazarenos de San Miguel que han portado los niños y el cambio de recorrido del Santo Entierro. "Los pequeños cambios han sido muy bien valorados", aseguró el cofrade.

INTERÉS TURÍSTICO Y eso que, como indicó, al éxito promocional de la DGA y el Ayuntamiento de Zaragoza se unirá en los próximos años el impulso de la declaración como celebración de Interés Turístico Internacional. "Llegó en marzo, y creemos que para esta edición no se ha notado mucho, aunque todo ayuda", expuso.

Al éxito zaragozano se ha unido el renovado de la Ruta del Tambor y el Bombo turolense, que como cada año ha reunido a miles de personas en las localidades del Bajo Aragón que la integran. El resto de localidades aragonesas han contado también con un aceptable número de visitantes que van convirtiendo esta manifestación religiosa y tradicional aragonesa en un atractivo global.