La pandemia del coronavirus ha dejado un agujero económico en el transporte urbano de Zaragoza de 23 millones de euros como consecuencia de la pérdida de 53 millones de usuarios en el autobús y el tranvía durante el 2020. La crisis sanitaria ha provocado una caída de viajeros media del 43,2%, aunque llegó a alcanzar el 90% y el 95% durante los meses de confinamiento residencial, cuando apenas viajaban unos pocos en el transporte público que, pese a este descenso, mantuvo toda su flota de buses activa.

El área de Movilidad ha hecho balance de un año para olvidar mientras la de Hacienda está haciendo cuentas para ver cómo puede hacer frente a los 23 millones de deuda que se verán incrementados este año, cuando tenga que pagar a la Sociedad Mixta de Los Tranvías (SEM) la indemnización por no alcanzar el mínimo de usuarios al año acordado en el convenio.

El autobús perdió el año pasado casi 40 millones de viajeros. De los 94,1 millones del 2019 se pasó a 54,3. Son 39,3 millones menos de validaciones, un 42,3%. Hay que tener en cuenta que el contrato obliga a pagar a la concesionaria por cada kilómetro recorrido por sus vehículos, independientemente del número de pasajeros. Cada año se recorren alrededor de 18 millones de kilómetros que este año, con la adecuación del servicio a la demanda, se redujeron sobre un 20% por lo que el ahorro para las arcas públicas fue menor. El alcalde, Jorge Azcón, ha reclamado financiación al Estado para poder asumir estas pérdidas aunque, a día de hoy, todavía no ha obtenido respuesta pese a su insistencia pública.

En cuanto al tranvía, el descenso ha sido del 45,5%. Durante el 2020 se registraron 15,7 validaciones, 13,1 millones menos que en el 2019, cuando fueron 28,8.

Desde Movilidad explicaron que hasta marzo, cuando se declaró el estado de alarma y el confinamiento, las previsiones del año eran de récord tras unos primeros meses en los que se había detectado un aumento en el número de viajeros respecto al mismo periodo del año anterior. Tras el confinamiento, desde Movilidad se calculaba que la demanda media anual podría rondar el 65%, en lugar del 43,2%. En caso de ser así, las pérdidas no habrían superado los 20 millones. Pero las previsiones no se han cumplido por las continuas restricciones y limitaciones de aforo decretadas por los picos en los contagios que, por otro lado, no permiten a los viajeros recuperar la confianza de viajar en el transporte colectivo, aunque sí sea seguro.

El consistorio decidió mantener la flota de buses prácticamente al 100% durante todo el confinamiento para poder cumplir así con los aforos estipulados y que han ido variando a lo largo del año. La decisión se adoptó con la intención de favorecer los desplazamientos y garantizar las distancias sociales.

También lo ha hecho en el tranvía, con convoyes dobles. Incluso decidió poner en marcha una línea de bus paralela al recorrido del Urbos 3 tras detectarse que se estaba superando el aforo durante las horas punta, con excesos de siete u ocho personas.

Una línea que no tuvo el éxito que se esperaba y ya ha dejado de funcionar. Con un coste de 483 euros al día, la jornada que más viajeros registró solo fue de 31, y el resto la media rondaba los 23 usuarios,

También se ha iniciado un proyecto de investigación pionero para obtener datos sobre la calidad del aire en el transporte público. Además, desde el inicio de la pandemia se intensificaron las labores de limpieza y desinfección tantos de los autobuses como de los tranvías y se instalaron dispensadores de gel en los accesos que también han corrido a cargo de las arcas municipales, en lugar de las contratas.