La revolución de los patinetes en las ciudades ha hecho que Cabify, plataforma de alquiler de vehículos con conductor, haya decidido ampliar su negocio y subirse a la moda del patinete eléctrico y compartido. Aunque Madrid será su punto de partida, la compañía baraja instalarse también en Zaragoza, donde actualmente operan ya cuatro empresas destinadas a esta nueva moda de movilidad urbana.

En las próximas semanas Cabify comenzará a desplegar sus patinetes por las calles de la capital de España, pero no será la única porque la firma quiere dar el salto a lo grande y tiene en mente repartir 20.000 aparatos por España y América Latina (Chile, Colombia, Perú y México).

Desde Movo, empresa gestora de la aplicación móvil para utilizar los patinetes, adelantaron que Zaragoza se encuentra «en nuestro radar de ciudades candidatas». La pregunta que surge ahora es si existe tanta demanda como para que una quinta empresa de patinetes eléctricos se instale en la ciudad.

KOKO

La primera en hacerlo fue Koko, que puso a Zaragoza en el punto de mira de la movilidad compartida el pasado mes de septiembre al poner en circulación 200 patinetes. Actualmente tiene más de 25.000 usuarios, según la empresa, que destaca que en su segundo mes en la ciudad se ha incrementado un 26% el número de usuarios activos y un 32% los viajes. Cada uno de sus aparatos realiza unos seis viajes diarios, con una distancia media 2,2 kilómetros y un tiempo de uso que ronda los 12 minutos.

LIME

Los patinetes naranjas muy pronto se encontraron un competidor de color verde, los de Lime, que colonizaron Zaragoza en octubre. Con un precio de 0,15 céntimos el minutos de uso, precio estándar para estas compañías, cobra un euro por desbloquear el aparato. Actualmente cuenta con 15.000 usuarios que han realizado más de 60.000 viajes, alcanzado ya los 95.000 kilómetros totales recorridos, con una distancia media de 1,20 kilómetros y un tiempo medio de uso de ocho minutos en cada viaje.

OTRAS FIRMAS

En las últimas semanas otras empresas del sector han decidido aprovecharse de las ventajas que ofrece Zaragoza para expandir sus patinetes. Y es que el ayuntamiento todavía no ha actualizado su ordenanza por lo que estas compañías no pagan ninguna tasa por el uso del espacio público. Las últimas en llegar han sido Tier y Voi. Esta última con tan solo 70 vehículos que, a diferencia del resto, multará a aquellos usuarios que no lo aparquen correctamente. Eskay también ha comunicado su intención de completar con 200 patinetes la oferta e instalarse en la capital.

MOBIKE

Pero la movilidad eléctrica y compartida no se limita a los patinetes, porque también está de moda moverse de un lado a otro en bicicleta. El Gobierno de Zaragoza en común (ZeC) ha centrado parte de sus esfuerzos en aumentar los kilómetros de la red ciclable por lo que resulta lógico que haya invitado a empresas de alquiler de bicis compartidas, como Mobike, a que se afinquen en la ciudad. Además del servicio municipal Bizi Zaragoza, existe una tercera que también va a llenar de bicicletas las calles, Electric Renting. La diferencia en este caso es que éstas serán eléctricas. Toda una comodidad.

Mobike aterrizó el 25 de septiembre con 1.000 bicis naranjas que, a diferencia de las de las rojas del Bizi, pueden aparcarse en cualquier lugar y que, a día de hoy, ya han hecho 89.426 viajes con una duración media de 11,2 minutos. La empresa no ofrece datos sobre usuarios.

MUVING

Por si fuera poco, en Zaragoza también hay motos eléctricas. Fueron las primeras en subirse al carro de la movilidad compartida en la ciudad. Muving comenzó a prestar servicio en agosto del 2017 y se convirtió en toda una revolución. De las 70 motos iniciales ahora ya hay por las calles 200. Tras 14 meses operando, Muving suma más de 30.000 usuarios, según la empresa, que recorren de media mensual más de 95.000 kilómetros. En septiembre se produjo un pico al alza y se alcanzaron los 114.000 kilómetros que evitaron 15,96 toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera.

Porque si la movilidad compartida y eléctrica está en auge no solo es porque se trata de una moda, sino porque es sostenible.