En la ciudad de Zaragoza operan actualmente tres empresas de VTC (vehículos con conductor) tradicionales, que suman 35 licencias, un modelo de negocio que desde hace décadas convive amistosamente con los taxis y que poco tiene que ver con el de las polémicas plataformas digitales como Uber o Cabify. Esta última ha llamado recientemente a la puerta de los pocos profesionales que forman este sector, antes denominado de gran turismo, a los que ha ofrecido que presten servicios contratadas a través de su aplicación. Al mismo tiempo, en pleno conflicto del sector en Madrid y Barcelona, dicha empresa ha solicitado reuniones con el ayuntamiento y la DGA con vistas a su posible implantación.

Alertados por la posible incursión de estos operadores, las empresas tradicionales de vehículos con conductor de la capital aragonesa han dado un paso al frente para dar a conocer la singularidad de su actividad y expresar su rechazo a la manera de operar de las populares plataformas digitales de servicios de transporte, cuya irrupción en la ciudad también les perjudicaría.

«Hemos convivido con el taxi y cada uno se ha dedicado a hacer su trabajo. Siempre ha habido respecto entre todos», afirmó ayer a este diario el portavoz de la asociación VTC tradicionales de Zaragoza, Alfredo Quílez, quien criticó abiertamente el modus operandi de firmas como Cabify. «El problema es que han perturbado la naturaleza del servicio, utilizando los VTC para hacer competencia al taxi, un servicio público no debería tener competencia, igual que no la tiene el autobús urbano. Y lo hacen además saltándose las normas», aseveró.

Ante la creciente preocupación, este colectivo solicitó una reunión con el consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, que se celebró el pasado miércoles. El colectivo reclamó a la DGA anticiparse a los problemas y fijar una regulación autonómica que evite la entrada de estos operadores con medidas como que la precontratación del servicio se haga con media de hora de antelación. Quílez consideró que es «buen momento» para que Aragón haga su propia regulación, tras la cesión de competencias sobre VTC a la comunidades autónomas. Destacó asimismo que existe una «visión común» de la DGA, el ayuntamiento, los taxis y su sector sobre esta materia.

SALIDA DE BARCELONA

La llegada de los VTC digitales a Zaragoza ha sido vista como remota por el sector debido a la baja demanda de este tipo de servicios y la amplía cobertura del taxi, donde se considera que existe un exceso de licencias tras las concesiones otorgados con motivo de la Expo. A pesar de ello, Quilez confirmó el interés de Cabify por desembarcar aquí: «nos han tentado». «Venir de cero es difícil y me imagino que nos quieren como puerta de entrada», explicó.

Los tanteos de Cabify en Zaragoza se producen justo cuando esta plataforma y Uber han confirmado su salida de Barcelona después de que el Gobierno catalán aprobase una regulación que limita la operativa de los VTC.