Dos miembros de un grupo itinerante especializado en el robo de carteras y demás objetos personales de pasajeros del transporte público han sido detenidos en el tranvía de Zaragoza por llevar a cabo esta actividad delictiva. Los sospechosos, identificados como A. P. y G. A. G. A., de orígenes georgiano y venezolano, respectivamente, suman una cincuentena de antecedentes policiales por similares características. De hecho, sobre ambos consta una orden de alejamiento del metro, autobús urbano y del tranvía de Barcelona.

Aunque finalmente han sido arrestados, los agentes del Grupo de Hurtos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón no lo tuvieron fácil. Su habilidad y experiencia iba más allá de cómo sustraían las pertenencias de los usuarios del tranvía, ya que evitaban su identificación con repetidos cambios de ropa o empleando gafas de sol y cascos de música grandes con los que parecer que no era el ciudadano que minutos antes había bajado de la parada.

Para ello, según fuentes consultadas por este diario, los dos arrestados tenían un vehículo estacionado en las inmediaciones de una parada del tranvía en el que tenían esos complementos y vestimentas para poder cambiarse, así como para guardar sus botines.

De hecho, el arresto de A. P. y G. A. G. A., se produjo después de varios seguimientos realizados por los investigadores. En uno de ellos y tras desvalijar a varios pasajeros les descubrieron cuando iban a entrar a su turismo. Llevaban encima nueve teléfonos móviles, así como una decena de monederos de mujeres. En ese momento tenían aparcado el coche cerca de una parada del barrio zaragozano del Actur.

Para dar con este tipo de sospechosos la instalación de las cámaras de seguridad, no solo en el interior del tranvía, sino también en la vía pública a lo largo del recorrido de este transporte, es una herramienta fundamental. El momento en el que aprovechan este tipo de delincuentes es en días de lluvia o en las horas punta y los pasajeros se encuentran más apretados. Suelen situarse en las puertas de entrada y salida, metiendo la mano a bolsos y bolsillos simulando que quieren abandonar el tranvía. Ese empujón es aprovechado para disimular lo que en realidad han hecho: robar el móvil, la cartera o algún reloj.

DESCENSO

La actividad de este tipo de delincuentes ha descendido casi un 80% en comparación a hace diez años en la capital aragonesa. En el 2008 se llegaron a arrestar a una treintena de carteristas al día.

Cuando un ciudadano interpone una denuncia por el robo de una cartera o un teléfono móvil en el interior del bus urbano o en el tranvía saltan las alarmas en el Grupo de Hurtos de la Policía. Inmediatamente, estos agentes especializados trazan un plan para localizar, detener y, finalmente, desplazar forzosamente al delincuente ante la presión policial que siente.

Los carteristas no solo actúan en el transporte público, sino también en las calles e incluso en los supermercados. Su sección preferida es la de la fruta y verdura, ya que aprovechan el momento en el que el comprador va a pesar o a tomar un producto.