Allá donde se juntan los barrios zaragozanos de Torrero, San José y Universidad, separados por los muros que esconden los antiguos depósitos de agua de Pignatelli, está a punto de levantarse un nuevo proyecto de ciudad que supondrá el fin de doce años de olvido de una zona en desuso considerada «tierra de nadie» por sus vecinos.

La caída de esos tabiques llenos de pintadas y asiduas víctimas del vandalismo supone un punto de unión entre los tres distritos que podrán disfrutar de más zonas verdes -el parque duplicará su superficie hasta superar los 46.000 metros cuadrados-, de un nuevo centro de mayores, de una biblioteca y una ludoteca, de zonas infantiles para los más pequeños y de infraestructuras deportivas y hasta un estanque navegable o un anfiteatro vegetal. menudo cambio les espera.

Hoy, las calles Santiago Guallar y Maestro Estremiana rodean este recinto amurallado por el suroeste y sin estar comunicadas entre sí. Para acceder de una a otra, Julia Hernández, que vive en la segunda, recuerda cómo «cuando estudiaba en el colegio La Milagrosa, «hace muchos años, saltaba» con sus compañeros la valla que une a ambas. En cambio, ahora debe desviarse por el paseo Ruiseñores y subir la larga cuesta de Guallar hasta llegar a la residencia del final de la calle, donde vive su marido. «Era necesaria ya una reforma de toda esta zona y tirar ya estas paredes» asegura Julia, «dar semejante vuelta con la silla de ruedas y subir esta pendiente es agotador, queremos una reforma», añade.

Pero con este proyecto no solo rompe la brecha urbana entre estos tres distritos, sino también la generacional, ya que la media de edad es muy elevada y los vecinos esperan la llegada de gente joven a la zona.

Rejuvenecimiento

Entre las personas que frecuentan este entorno, especialmente el parque Pignatelli, surge la discrepancia sobre la construcción de las 107 viviendas, pese a estar todos de acuerdo en que la mejora de los barrios gracias a las nuevas instalaciones es «altamente positiva». El debate político también se da en la calle.

Mientras Fernando García-Casarrubios, que visita el parque junto a su hijo a diario, considera que «no es necesario construir más casas en Zaragoza porque ya hay suficientes», Luis Bayona, trabajador de la charcutería familiar que lleva su nombre, afirma que «el número de pisos es escaso porque esta zona está muy envejecida y hace mucho tiempo que no se construye aquí». Ve este proyecto como «la mejor forma de atraer a la gente joven a un barrio en el que, hoy en día, casi no tiene vida», lamenta, «No pasan ni los cabezudos». bromea.

Mª Jesús Calderera y Rosa Marivela, vecinas del distrito de Torrero, y que también frecuentan el parque, también creen que «lo mejor de esta iniciativa es que puede atraer a gente joven a un sector en el que la media de edad es muy alta». «Aquí venían hace muchos años los pijos a veranear y se han quedado. Hace falta un rejuvenecimiento», manifiestan.

Ellas están contentas con el centro cívico de su barrio, al que acuden con regularidad, pero les ilusiona el nuevo y el centro de mayores, al que «por supuesto» irán, aseguran.

Estado del parque

«Ver para creer», dice Patricia Aparicio, trabajadora del bar quiosco del parque Pignatelli, que se muestra escéptica ante las promesas de los políticos. Sobre todo «porque el estado del parque es deplorable y deberían empezar por las mejoras aquí antes de iniciar otras».

Los vecinos de la zona critican que los árboles se caen, que las baldosas están levantadas y que el olor «resulta muchas veces insoportable». «Tanto la reconstrucción de los depósitos como la mejora del parque se debería haber hecho hace años», comenta Jose Luis Pérez, dueño del negocio de coches eléctricos para niños que hay en la entrada al parque. «Aquí solo te encuentras gatos y basura», lamenta resignado.

La zona necesita una renovación porque languidece. Los vecinos quieren creer, que no les engañen más. Y saben que ayer comenzaba la caída de los muros que tanto ansían, y descubrir que al otro lado habrá más vida, más de todo aquello de lo que les han privado durante años.