Un antiguo proverbio chino dice que el «leve aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Pero ese efecto mariposa también puede viajar en el tiempo, y que una eminente figura científica inspire, un siglo después, a pupilos que de no ser por ellos habrían recorrido otros senderos. Como un catalizador de ambiciones. Es lo que ocurrió con Santiago Ramón y Cajal y Alberto Jiménez Schuhmacher. Más de un siglo separa ambas trayectorias, pero no puede entenderse la implicación científica del segundo sin la carrera del primero. Y el congreso Cajal y la consciencia, celebrado en Zaragoza hace ahora dos décadas, fue el aleteo de mariposa de esta particular historia.

Cuando Jiménez Schuhmacher tenía solo 20 años, asistió al congreso Cajal y la consciencia, que trajo a la capital aragonesa a tres Premios Nobel para debatir en torno a la figura del científico aragonés más relevante de todos los tiempos. «Para mí fue muy importante. Ya seguía entonces la trayectoria de Cajal, pero vivir el congreso me ayudó a dar el paso y decidir que mi camino sería la investigación», explica el investigador, de 40 años, jefe del Grupo de Oncología Molecular del Instituto de Investigación de Aragón desde el 2017._

Tanto es así que 20 años después, ya con su carrera científica lanzada como uno de los investigadores jóvenes más destacados de la comunidad, quiso reforzar su compromiso con su referente, y promovió de la mano de la Universidad de Zaragoza la exposición con motivo del 150 aniversario de su ingreso en el campus público, Santiago Ramón y Cajal. 150 años en la Universidad de Zaragoza. Como recordó el propio Schuhmacher, Cajal completó en el campus aragonés toda su formación, donde se doctoró con 25 años, en 1877, treinta años antes de recibir el Nobel de Medicina.

El temprano interés por Cajal le llevó a atesorar algunos de los archivos documentales del congreso Cajal y la consciencia, que después depositó en la Universidad de Zaragoza. «Pedro Marijuán, el organizador académico del congreso, compartió conmigo las cintas de audio y las imágenes del congreso que trajo a Zaragoza a los tres premios Nobel del momento, un material único que se conserva en la Universidad de Zaragoza», manifestó Schuhmacher.

¿Cómo traer a tres Nobeles?

El organizador del congreso de mayor relevancia internacional que se recuerda en_Zaragoza, que reunió a los laureados Gerald Edelman (Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1972), François Jacob (Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1965,) y Murray Gell-Mann (Premio Nobel de Física en 1969), reconoce que todo salió bien «por empeño» y «por un golpe de suerte». La cita se empezó a gestar dos años antes, en 1997, cuando Marijuán supo que el libro Textura estaba sin edición. «Me parecía increíble que nosotros tuviéramos al autor del cuarto libro más importante de la ciencia en la historia y casi nos pasara desapercibido», señala Marijuán, que ahora investiga en el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud.

Cuando el congreso empezó a gestarse, gobernaba el PP en el Pignatelli, pero cuando este se celebró, en las urnas había ganado el socialista Marcelino Iglesias. «Después de año y medio organizando todo, con el cambio de Gobierno tuvimos que empezar de cero a nivel institucional. Pero el proyecto era sólido, ya había llegado a los medios, la presencia de los premios Nobel estaba confirmada tras haber contactado con sus personas de confianza en España, y al nuevo Gobierno les gustó la idea», rememora Marijuán.

Entre las anécdotas del congreso, recuerdan Schuhmacher y Marijuán, cuando Edelman, Jacob y Gell-Mann se quedaron atrapados en un ascensor del ayuntamiento. «Se dijo que nunca había habido tanta inteligencia concentrada en un espacio tan pequeño», apunta Schuhmacher. Fue solo uno de los chascarrillos del congreso que fue catalizador de vocaciones científicas y que llevó la física al Mercado Central. «Uno de los mejores momentos fue cuando fui a comprar verdura al mercado y el tendero debatía con el cliente sobre la consciencia de Cajal», dice Marijuán. «Aquel día supimos que la ciencia puede tener una vida ciudadana mucho mayor».