No sé que reflejo electoral podrán tener manifestaciones como la de las tres derechas en Colón, o las de las feministas este 8-M. Que una cosa es salir a la calle y otra echar el voto en una urna. Pero lo que sí parece claro es que después del Día de la Mujer y del clamoroso éxito de las convocatorias feministas, los dos partidos más conservadores, sobre todo el PP, han quedado en evidencia y las izquierdas se han rearmado, al menos psicológicamente. En Zaragoza, como en Huesca y Teruel, concentraciones y marchas multitudinarias pusieron de relieve que el argumentario neomachista no ha calado tanto como pueden creer quienes lo difunden por las redes y que, precisamente, esos mensajes están provocando una reacción en sentido contrario. Ya saben: las izquierdas se movilizan frente a lo que ya han identificado como extremismo reaccionario, y se van a beneficiar de que Vox no para de radicalizar una retórica disparatada y fuera de toda lógica. El PP ha tirado por la misma senda, empeñado en no perder votos por su derecha, y su ausencia pregonada de las manifestaciones y actos del 8-M le puede costar caro. Cabe consolar a los conservadores con una reflexión sencilla: la cantidad de mujeres (y hombres) que se movilizaron de una u otra forma el 8-M fue tan elevada que entre ellas/os seguro que había votantes del PP, y por supuesto de Cs, cuyo primer candidato a las próximas autonómicas, Daniel Pérez, sí se paseó tranquilamente entre las manifestantes de Zaragoza exhibiendo feliz la chapa con la imagen de Rosie La Remachadora que había distribuido nuestro diario. Simultáneamente, candidatas y candidatos de PSOE, Unidos Podemos, ZeC, CHA se paseaban encantados entre las jóvenes que exhibían carteles y pancartas artesanales y las señoras que lucían reflejos violetas en sus cabellos. Lambán, que no las tiene todas consigo y no para de hacer cálculos sobre lo que pueden depararle las urnas, sonreía feliz. Quizás pensará que ser un poco de izquierdas tampoco está tan mal ni tiene por qué ser un handicap electoral.

La vida sigue, claro. El culebrón de Torre Village cubrió nuevos capítulos: ZeC está paralizando todo lo referido al proyecto mientras las gentes de orden, las mismas que se han pasado los últimos meses proclamando el imperio de ley y los tribunales sobre cualquier otra consideración, daban por hecho que el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Aragón invalidando el Plan Parcial que permitió iniciar las obras en la antigua factoría de Pikolín... no tendrá efecto alguno. Por lo visto hay sentencias y sentencias. O sea, las de cumplir por cojones y las de no hacer ni caso.

Llega una nueva oleada de paros en los autobuses de Zaragoza. Los trabajadores y su comité esgrimen buenas razones, pero el conflicto, en estos momentos, va a perjudicar seriamente las opciones de ZeC en las urnas. Por si tenían poco Santisteve y los suyos... fuego amigo.