La Cámara de Cuentas de Nueva Aquitania ha emitido un informe en el que, de forma indirecta, apunta a los temores existentes de que la financiación dedicada a la reapertura de la línea Pau-Canfranc pueda retrasar la modernización de los trenes regionales (TER).

Por este motivo, según publicó ayer el diario La République des Pyrénées, el documento sugiere que se valore el ritmo de los trabajos previstos en el último tramo pendiente, el más largo y el que ofrece mayor dificultad técnica, entre la localidad francesa de Bedous y la estación internacional de Canfranc.

El informe data del pasado 10 de septiembre y fue entregado al presidente del Consejo Regional de Nueva Aquitania, Alain Rousset, según el citado medio de comunicación.

Rousset es un decidido defensor de la reapertura y el pasado verano afirmó que las obras para la modernización del tramo entre Bedous y el túnel de Canfranc, que se encuentra en un lamentable estado de abandono desde los años 70, comenzarán en el 2021 o el 2022.

Los planes para llevar a cabo este proyecto contarán con financiación de la Unión Europea, que costeará el 50% de los trabajos, que se extenderán en una distancia de unos 30 kilómetros y requerirán una inversión de 400 millones. La región de Nueva Aquitania correrá a cargo del resto.

Esta suma no incluye el coste de la puesta al día del túnel ferroviario, que tendrá que ser sometido a una profunda transformación para que permita el paso seguro de trenes tras varias décadas inactivo y sin ningún sistema moderno de seguridad.

Rousset ha convertido la reapertura de la línea Pau-Canfranc en un empeño personal y, de hecho, anuncia que tiene intención de presentarse a la reelección como presidente regional con el afán de completar las obras para reabrir al tráfico ferroviario el paso central de los Pirineos.

EN EL LADO ESPAÑOL / Bajo su mandato, a principios del mes de julio del 2016, se inauguró el tramo entre Oloron y Bedous, que se había cerrado en los años 80 como consecuencia del descenso del número de viajeros. Se trató de una obra que costó al erario de la región de Nueva Aquitania 130 millones de euros.

En gran medida, la reapertura se basa en la necesidad de dotar de un medio de comunicación fiable a los operarios de la fábrica Safran, situada a las afueras de Oloron y dedicada a la fabricación de trenes de aterrizaje de helicóptero.

Con todo, el empuje francés tendrá que ser correspondido con otro similar en el lado español, donde asimismo son necesarias cuantiosas inversiones para adaptar a las circunstancias actuales del tráfico ferroviario la práctica totalidad del sinuoso trazado entre la ciudad de Huesca y la estación internacional de Canfranc.