Piense en un sueño con el que siempre ha suspirado, reúna los elementos pertinentes y hágalo realidad. Suena bien. Sin embargo, todo desafina cuando el sueño consiste en emigrar a otro país diferente al suyo, cuando todos los medios con los que se cuenta son una patera que apesta a sudor en mitad de olas inmensas y cuando lo anhelado se convierte en una pesadilla de incomprensión, impotencia y tristeza.

Inmigrado... mi camino desde el dulce sueño a la dura realidad se trata de un taller que pretende poner en práctica todos estos sentimientos que, con normalidad, siente el inmigrante. El destino de esta iniciativa ha sido el Forum Barcelona y las organizadoras, dos voluntarias de Cruz Roja de Huesca que ofrecieron su propuesta --elegida entre miles de todo el mundo--el pasado jueves.

"Que nos escogieran para este proyecto ha sido una sorpresa, ya que cuando lo pensamos, lo vimos como un reto casi imposible", comentaba Amaia Zubillaga, una filóloga árabe de 28 años que trabaja con inmigrantes desde hace tres años. Su compañera de aventura, Ivonne Loris, es una alemana de 32 años que lleva sobre sus espaldas el peso haber abandonado primero su país y una vez en España, recoger los testimonios de todos aquellos que también dejaron el suyo.

Días antes de su viaje al Forum, comentaban que su deseo era claro, "que los que asistan a nuestro taller lleguen a sentir en su piel las vivencias de un extranjero. Que sientan empatía con ellos", afirmaba Ivonne.

Sensaciones guiadas

Amaia comentaba un día antes de su viaje que la esencia del ejercicio "consiste en proponer situaciones reales con las que el emigrante se encuentra, incluso antes de poner los pies en tierras extranjeras".

En concreto, la propuesta de estas dos jóvenes cuenta con dos partes, una de ellas Viaje por el estrecho , cuya puesta en escena consiste en que los asistentes --varios delegados mundiales-- "se descalzen, se tumben y cierren los ojos mientras oyen un texto en el que se relatan detalles de las mafias, el viaje en patera y la llegada a España", comentaba la joven alemana.

La segunda parte del taller se convierte en una especie de juego en el que los asistentes se enfrentarán "los problemas con los que se encuentran a la hora de ir a la Administración, el INEM, la oficina de Correos y Educación, por ejemplo", indicaban ambas organizadoras. Aunque estas dos jóvenes tenían puestas las mayores esperanzas en el debate final que se celebraría después de las dos actividades, donde las opiniones de los voluntarios del mundo servirá como conclusión a la experiencia. Será lo más "importante e enriquecedor", auguraban.

"Esperamos que al ver que emigrar y adaptarse no es tan fácil, sirva para que cuando tengan la oportunidad de facilitar la vida a los inmigrantes, lo hagan". Este es el sueño de estas dos voluntarias que han llevado sus buenos deseos a Barcelona.