"Es una pena que tanto esfuerzo no termine de dar sus frutos porque nadie esté dispuesto a acoger a Jurge para que haga su rehabilitación y vuelva a caminar. Esto no puede terminar así", lamentaba Agustín Gavín, portavoz del Movimiento por la Paz, la Libertad y el Desarme (MPDL) y principal mediador en el caso de Jurge, un niño albanés de 14 años que de poder realizar su rehabilitación volverá a andar, aunque sólo si consigue venir a Zaragoza.

Desde MPDL se pide que "alguna familia se ocupe de Jurge durante un curso para que haga sus ejercicios o que Zaragoza adopte a la familia entera, dándoles trabajo", insistía Gavín. Jurge, por su parte, quiere caminar a toda costa, por lo que dice que prefiere venir con sus padres y sus hermanas a la ciudad, "aunque si no queda otro remedio, que vengan a un pueblo cerca de allí, o yo sólo", dice.

Una vida nueva

La historia de Jorge --como le llaman sus amigos españoles--comenzó desde su nacimiento, ya que una parálisis cerebral que le afectó a las piernas. Si le hubieran operado en España desde pequeño, ahora no tendría problemas. Sin embargo, la operación se llevó a cabo en su país y una equivocación en el diagnóstico le dejó en silla de ruedas. MPDL se enteró de esta historia y decidió prestarle ayuda. Fue un día después del atentado de las Torres Gemelas, el 12 de septiembre de 2001, cuando Gavín y miembros de la Confederación de Empresarios de Zaragoza viajaron hasta Peshkopia, una población bastante precaria de Albania, para recoger a Jurge y a su padre.

Al llegar a Zaragoza la vida de Jurge cambió. Fue operado en el Hospital Miguel Servet y estuvo ingresado durante un mes y medio; mientras su padre se hospedaba en el albergue municipal y a la vez que realizaba pequeños trabajos de jardinería para ganar dinero. Cuando Jurge fue dado de alta, se incorporó al colegio Miraflores y vivió durante un año en el albergue mientras hacía la rehabilitación, tiempo en el que se convirtió en hincha del Real Zaragoza, al que echa "mucho de menos", recordaba estos días.

Terminado el curso escolar, volvió a su país, aunque el año pasado regresó de nuevo a la capital aragonesa para seguir con sus ejercicios. Esta vez no le acompañaba su padre, porque una familia adoptiva se hizo cargo de él. Cuando terminó el curso, volvió a su país por segunda vez, donde reside desde entonces. "Desde que me fui de Zaragoza no he vuelto a ir a la escuela, porque está muy lejos y aquí empieza a hacer frío, llueve y no puedo ir con la silla por los caminos. Necesitamos un coche, pero esa no es la solución. Quiero andar", relataba Jurge. Ese es el deseo de Jurge y el de todos aquellos que se han preocupado por él estos dos años, por lo que Gavín insistía en que el trabajo de la asociación es insuficiente y "necesitamos que a Jorge y a su familia les ayude alguien más".

Los teléfonos a los que los interesados pueden llamar son: 976 57 43 30 y 639 344 040.