Un ciudadano de Camerún fue juzgado ayer en la Audiencia de Zaragoza por una estafa con tarjetas de crédito falsificadas por un importe de 6.000 euros, por lo que se expone a una pena de cinco años y tres meses de cárcel. El acusado, Y. D. M. B., negó que formara parte de un grupo dedicado a la clonación de medios de pago que fue desarticulado en el 2005. Los perjudicados residían en Estados Unidos y presentaron reclamaciones al percatarse de que sus bancos les habían descontado cantidades que no respondían a ninguna operación. Un experto señaló que Servired España anuló todas las operaciones y reembolsó las cantidades cobradas indebidamente. La defensora, Eva Martín Blanco, pidió la absolución argumentando que los hechos que se imputan a su cliente «no han quedado acreditados».