El paisaje es seco, duro, desolado, pero a la vez hermoso. Los desiertos de los Monegros se extienden por el horizonte mostrando sus tomillos, sabinas y aliagas. Aves rapaces, víboras, pequeños ratones. La arquitectura popular es gris, marrón, ocre. De dura piedra y adobe reseco. La ruta de 87 kilómetros que propone la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) es un viaje desde el Ebro al corazón de los Monegros.

El paseo comienza en el zaragozano barrio rural de Peñaflor. Allí se encuentra la Cartuja de Aula Dei, donde Goya pintó los frescos que decoran sus paredes y techos, pero lamentablemente solo visitables según el calendario previsto por la orden religiosa. Es estricto, así que lo recomendable es informarse con tiempo para no quedarse en la puerta.

Este cenobio tiene una iglesia gótica con dos claustros pequeños a ambos lados de la misma. Lo más destacable es su decoración pictórica, especialmente la realizada por el impecable pincel de Goya hacia 1774. De las once pinturas originales solamente se han conservado siete, algunas con importantes restauraciones. Esta obra mural de Goya deshace el tópico de un genio maduro, ya que aquí se muestra a los veintiocho años como un gran maestro con enorme libertad.

El siguiente hito en el camino es la reserva natural de los Galachos de La Alfranca, en Pastriz, espacio de enorme calidad ambiental que dispone de salas expositivas, zonas de juegos y talleres. Además permite (y son muy recomendables) recorridos a pie, bici o tren turístico junto a los meandros del río Ebro, entre otros elementos relevantes. La finca está compuesta por un complejo arquitectónico de gran valor compuesto por el convento de San Vicente de Paúl y el palacio de los Marqueses de Ayerbe, así como por diversos jardines, una noria y las caballerizas. Este complejo alberga las sedes del centro internacional del Agua y del Medio Ambiente (CIAMA) y del centro de interpretación de la Reserva de los Galachos, y da cabida a exposiciones, foros y jornadas de sensibilización.

En el interior de la finca también se ubica desde el 2006 un centro de recuperación de fauna silvestre y un centro dedicado a la cría en cautividad del quebrantahuesos, importantes organismo que con una eficiente labor velan por la biodiversidad aragonesa.

Monegrillo

A pesar del calor, la ruta sigue próxima al río para adentrarse hacia Monegrillo a través de la espectacular estepa monegrina, teñida de colores ocres, verdes y grises. Monegrillo ha conservado perfectamente el paisaje local: matorral estepario, hermosos sabinares y campos de romero que son además zona especial de protección para las aves. En su casco urbano se descubre la imponente iglesia de La Asunción y el curioso centro de interpretación de las áridas y a veces despreciadas estepas.

En los alrededores se alcanzan La Almolda y Bujaraloz, localidades perfectamente integradas en su entorno. Las vistas están tenidas de claridad y blanca sal, donde varias ermitas y observatorios astronómicos se divisan como fondo del paisaje. La ruta es especial para los amantes de los espacios naturales y debe disponerse de tiempo para caminar y prismáticos para deleitarse con esta singular belleza: salinas, lagunas y excepcionales formaciones geológicas. Además, aunque saliéndose un poco de la ruta, en las cercanía se pueden descubrir una trincheras recuperadas de la guerra civil en Alcubierre.

El punto final del recorrido será Bujaraloz, en tiempos atravesado por la vía Caesaraugusta Ilerda, junto a la cual se han encontrado numerosos vestigios de la ocupación romana. Para descansar del camino estepario una buena opción es ver caer la tarde en su rica y vital laguna salina.