Durante las más de tres horas que duró la constitución del jurado, familiares y amigos de José Luis Madurga y de María Pilar Pueyo coincidieron a pocos metros en los pasillos del Palacio de Justicia. Excepción hecha de alguna mirada, ambos grupos no intercambiaron ni una sola palabra. Vestida de luto y acompañada por su hijo Alberto, de 20 años, la viuda de la víctima, Adela Murcia López, aguantó la espera con sensación de entereza. Fue ella misma quien, dos días después de comerterse el asesinato, tuvo que reconocer el cadáver de su marido. Por otro lado, cuatro chicas jóvenes, entre las que se encontraba una hija de María Pilar Pueyo, dejaron ver unas camisetas en las que llevaban impresa la fotografía y el nombre de la acusada con la leyenda "inocente".