Las campanas dejaron de sonar ayer en Torres de Barbués, al norte de la comarca oscense de Los Monegros, después de que su espadaña se derrumbara en medio de la noche. Un hundimiento que sorprendió a los vecinos porque las grietas que habían aparecido en la misma en los últimos meses no eran graves, según los arquitectos que la habían analizado. Una de las hipótesis que se barajan es que el colapso de la estructura se haya producido como consecuencia de un fallo geológico.

El derrumbe se produjo sobre las 3.00 horas, si bien los habitantes de este municipio no podían imaginarse que ese era el origen. La alarma se activó sobre las 6.00 horas cuando un vecino se percató de lo ocurrido al salir a la calle.

Un hecho que lamentó el alcalde de este municipio, Valentín Calle, quien resalto que «hace un mes se produjeron una grietas importantes, se hizo una observación por parte del concejal de Obras, por lo que se decidió dar aviso al arquitecto municipal y se envió un informe al Obispado de Huesca». «La semana pasada estuvieron aquí el arquitecto municipal y el del obispado, se pusieron testigos y vimos que se seguía abriendo, pero de ninguna manera pensamos que iba a caer así y tan rápido», apostilló. De hecho, precisamente hoy estaba prevista una visita de un técnico de la Diputación Provincial de Huesca para analizar la estructura.

En el año 2011, y tras una inversión de 100.000 euros, se inauguraron las obras de restauración de la torre campanario de la iglesia parroquial de Torre de Barbués. Y es que en aquel entonces había riesgo de derrumbe.

Entonces se reformó la parte superior de la torre, tal y como señaló el alcalde, quien destacó que las principales incidencias en estos momentos se detectaron en la base.

Ahora, el lugar permanece vallado a la espera de que se tomen las medidas oportunas de seguridad. El Obispado de Huesca ya ha encargado a una empresa las labores de retirada de los escombros, además de intentar salvar algunos elementos como el artesonado.

El desplome del campanario conmocionó a los vecinos de Tores de Barbués por el simbolismo que conlleva este siniestro en una localidad visiblemente despoblada, ya que tan solo viven en ella medio centenar de habitantes. Las próximas fiestas en honor a San Pedro serán muy diferentes.