La Universidad de Zaragoza ya ha puesto en marcha la maquinaria para mejorar y controlar su gasto «de una manera más eficiente». Para ello, acaba de dar luz verde a la Oficina Técnica de Control Presupuestario, una estructura nueva en la institución y que responde a uno de los compromisos adquirido por el rector José Antonio Mayoral y su equipo.

La oficina, que se reunirá «al menos» una vez cada tres meses de forma ordinaria, tiene las competencias de asesorar al rector, proponer modificaciones a los criterios de elaboración del presupuesto y analizar la ejecución de las cuentas y su impacto en el uso del recursos.

El equipo de trabajo, que estará presidido por la vicerrectora de Economía, Margarita Labrador, también establecerá un sistema de indicadores e ítems «que permita una correcta rendición de cuentas» del campus público, según se recoge en el borrador del proyecto.

Labrador estará acompañada por miembros de todas las unidades involucradas en las distintas fases presupuestarias: el equipo de gerencia, el de control interno, así como del Consejo Social, que supervisa las actividades de carácter económico de la Universidad de Zaragoza.

La naturaleza de esta oficina presupuestaria responde al objetivo de fomentar la transparencia en los ámbitos económico, financiero y presupuestario del campus. «Todo ello sin perjuicio de las competencias asignadas en esta materia a los órganos estatutarios» de la institución, según el documento.

Sin remuneración / Los miembros de la oficina «no percibirán compensación económica por tal condición». Además, la presidencia, a petición de la mayoría de los miembros del equipo o por propia iniciativa, podrá convocar a técnicos o expertos que participarán «con voz, pero sin voto», en las deliberaciones del pleno. En este, todos los acuerdos se adoptarán por mayoría de votos y entre sus facultades estará la de debatir iniciativas y sugerencias en materia de sus funciones; elaborar informes, colaborar en los estudios y en la creación de programas relativos al presupuesto de la Universidad de Zaragoza; y aprobar un plan de actuaciones, así como una memoria anual.

Además, los miembros del pleno estarán, que tendrán acceso a la documentación y a las actas, estarán «obligados a guardar el correspondiente sigilo de los asuntos que conozcan en razón de su condición de representantes de la oficina de control.

El rectorado del campus también tendrá que abordar, en los próximos meses, la polémica reestructuración de departamento que puso sobre la mesa hace un par de meses y que también es un compromiso de Mayoral. La universidad quiere reducir las áreas y aunar esfuerzos en equipos más transversales.