En los almacenes de Pirotecnia Zaragozana SA se acumulan las cajas. Hay paquetes y más paquetes apilados, todo está en perfecto orden, como listo para ser enviado a cualquier parte de España e incluso del extranjero. Lo malo es que, por culpa del coronavirus, este estacionamiento temporal se ha quedado como congelado en las estanterías por falta de demanda. Es todo un símbolo del golpe que ha recibido la industria del ocio en Aragón por culpa de las restricciones impuestas a raíz del covid-19.

«Somos uno de los sectores más damnificados», subraya Miguel Pérez, responsable de Pirotecnia Zaragozana. «Ha habido fuegos artificiales en pocos sitios, entre ellos El Burgo, Pina y Santiago de Compostela, pero los pueblos y ciudades, aquí y en otros países, han suspendido masivamente toda clase de fiestas», indica.

El resultado es que la facturación de su empresa ha bajado de los dos millones a medio millón debido a la crisis sanitaria. La bajada de actividad se puede cifrar en más de un 50%, un porcentaje que podría ser más elevado de no ser porque Pirotecnia Zaragozana ensambla otros productos gracias a un proceso de diversificación.

A los feriantes les está yendo muy mal, comenta Ángel Barata, representante del gremio en Zaragoza. «Llevamos un año y medio, desde el Pilar del año pasado, en paro total», denuncia. «En Aragón hay un decreto que prohíbe nuestra actividad de forma total, mientras que en otras comunidades no han sido así de tajantes y tienen cierto margen», continúa Barata.

Por ello los feriantes de Zaragoza, en torno a 90 empresas familiares, están planeando manifestarse con una cacerolada para mostrar su dramática situación. «Nosotros somos grupos familiares, no tenemos otros oficios o trabajos, de forma que si no hay ferias ganamos cero euros y es la ruina», lamenta.

«Solo hemos recibido ayudas de 600 euros de las que se dan a los autónomos, pero eso es insuficiente», dice el representante del colectivo, que explica que el descontento en su gremio se extiende por toda España, por lo que se van a suceder las caceroladas, empezando por una en Valladolid dentro de pocos días.

En el Sindicato de Actores y Actrices de Aragón no pintan un panorama mejor. «El paro es del cien por cien», se duele Ana María Pavía, su representante. «Estamos así desde marzo y no sé cómo saldremos de esto», añade.

Su problema se ve agudizado porque pocos en el sector tienen trabajos fijos, por lo que tienen también más dificultades o requisitos que cumplir para acceder a las ayudas. «Todo se ha suspendido», remarca Pavía, que hace hincapié en que los actores y actrices intervienen en multitud de actividades al margen del cine y el teatro, desde animación infantil a recreaciones históricas y fiestas y mercadillos medievales, pasando por espectáculos circenses y de revista.

Y todo eso se ha parado porque para poder hacerlo se requiere un público amplio y las grandes aglomeraciones están prohibidas. La representante de estos profesionales del espectáculo es pesimista. Dice que no ve luz al final del túnel.

«No hay nada, no hay fiestas en los pueblos ni teatro ni visitas teatralizadas, la situación es pésima», agrega. Para complicar más las cosas, las actividades extraescolares, donde muchos de sus colegas tenían una salida profesional, también se suspendieron.

Los ganaderos aragoneses, que garantizan los festejos taurinos que se celebran de un extremo a otro de la geografía aragonesa, han visto asimismo cómo su actividad se reducía al máximo, hasta el punto de que no se celebran ni corridas ni novilladas ni toros de soga ni nada de nada. Tampoco hay encierros, por si fuera poco.

«Estamos con el agua que nos llega al labio superior», dice Félix Ozcoz, que tiene su ganadería en Fuentes de Ebro y es un referente de los festejos taurinos de la comunidad desde la feria del Pilar a la del pueblo más pequeño.

«Había la impresión de que en julio se empezaría a salir de este parón, pero no ha sido así», explica. «Llevamos 18 meses sin generar ingresos y no hay perspectivas hasta abril del 2021», precisa.

«Ante esta situación hemos sacrificado, con gran dolor por nuestra parte, las reses más viejas, que se destinan al consumo, pero eso tiene un límite», informa. Por este motivo, ante un estado de cosas cada vez más agravado, los ganaderos de Aragón y del resto de España han mantenido reuniones con responsables autonómicos y del Gobierno central con el fin de obtener ayudas que les permitan capear el temporal.

«Cae alguna cosa, como un concurso de recortadores en Cariñena, pero eso es poca cosa», indica Ozcoz, que recuerda que la situación de las ganaderías taurinas ya era preocupante antes de la crisis sanitaria.

No obstante, no se deja caer en el pesimismo. Está convencido de que la Administración autonómica, que es «receptiva» a sus peticiones, les ayudará con medidas que contribuyan a paliar la falta de demanda de sus servicios.

De las plazas de toros a las plazas de los pueblos

Y de las plazas de toros a las plazas de los pueblos, donde se suelen montar los escenarios en los que tocan las orquestas en las verbenas de las fiestas patronales de cada localidad.

Lo que pasa es que este año Aragón no está para fiestas y las orquestas y demás conjuntos musicales se han tenido que quedar en casa, un desastre para el sector.

José Luis Seguer, manager y músico de grupos, señala que a principios del 2020 había una especie de calendario de actuaciones pero que el coronavirus lo trastocó todo. Han llovido las anulaciones, de tal manera que la agenda se ha vaciado, cuando lo normal es que los veranos estuvieran llenos de eventos de un extremo a otro. No solo se han perdido las fiestas de los pueblos y ciudades, es que tampoco hay ya verbenas de barrio ni ningún tipo de actividad cultural con actuaciones musicales aparejadas.

De forma que los grupos, ante la inacción total, para no sucumbir al desaliento, se dedican a grabar sus trabajos con la esperanza de que llegará el día en que todo se podrá tocar en directo.

En Ejea, el grupo de rock Tako señala que el año estaba siendo «completamente ruinoso» y que especialmente la situación que se estaba viviendo era una «putada gorda» para todas las bandas culturales, explica Mariano, uno de los componentes.

Por otro lado, los pueblos forzados a prescindir de las fiestas, es decir, todos, han desviado los ahorros en actividades lúdicas a otras inversiones, pero con la vista puesta en las fiestas del 2021.