"Se evidencia a las claras que el fin de la asociación es la legalización plena del consumo del cannabis. Este tribunal no se pronuncia desde un contexto social y médico a favor o en contra de esa finalidad, pues tan solo declara que ese consumo hoy es delictivo". La Sección Sexta de la Audiencia de Zaragoza se refiere así a la actividad de la SECA (Sociedad de Estudios del Cáñamo en Aragón) en la sentencia por la que confirma la condena de dos años de prisión que el Juzgado de lo Penal número 7 impuso a A. A. V., al que la Policía sorprendió cuando hacía de almacenero de la entidad: les entregó por iniciativa propia los 33,5 kilos de marihuana que custodiaba, destinados al consumo por parte de los socios.

Esa acción le permitirá eludir el ingreso en prisión mientras vaya pagando una multa de 40.000 euros, para lo que mensualmente el tribunal le descuenta una cantidad de sus ingresos, como ocurre con miles de reos en Aragón.

La historia de A. A. V. resulta paradigmática del despropósito legal que entraña el tratamiento penal de la posesión de marihuana en España: las penas con las que se castiga pueden superar a las de algunos homicidios, como los causados por automovilistas borrachos. De hecho, en el juicio, el fiscal se vio en el papelón de tener que solicitar cuatro años de prisión --por el principio de legalidad-- al tiempo que pedía el indulto por considerar "desproporcionado" el castigo que el Código Penal asigna a estas conductas.

El abogado de la defensa, el penalista y profesor de Derecho Pedro Santisteve, solicitó la absolución al entender que se trataba de un episodio de consumo compartido --la marihuana iba a ser distribuida por la SECA entre sus socios, no a terceras personas-- en un local cerrado y que el acusado no iba a obtener ningún beneficio con el trasiego del cannabis. Lleva 25 años fumando y contactó con la SECA cuando a su padre le diagnosticaron un cáncer cuyo dolor la yerba le ayudó a soportar.

Principio de legalidad

La Audiencia ha confirmado la sentencia aplicando, también, el principio de legalidad: "lo que subyace en este proceso es la controversia en torno a la legalización del comercio de determinadas drogas, en este caso el cannabis, cuestión que debe ser resuelta en el ámbito legislativo, pues en la esfera penal ese comercio es constitutivo de delito", señala su sentencia.

Esta añade, no obstante, que los partidarios de liberalizar el uso de la yerba "solicitan igualmente un control riguroso de ese comercio si lo que se quiere es que el consumo sea con fines terapéuticos, que desde luego no son los únicos perseguidos por la SECA". Sus estatutos recogen, entre otros fines, informar a sus socios "sobre los medios para evitar acudir al mercado negro" y solicitar "los cambios legislativos precisos". "Frente al prohibicionismo del Estado, se pretende que se dé carta de naturaleza a la actividad del ciudadano objeto de esta prohibición", anota.

La Audiencia rechaza que la SECA fomente el consumo porque atiende a un elevado número de fumadores --tiene más de mil socios, que para entrar deben acreditar una enfermedad o contar con el aval de dos veteranos-- y estos pueden sacar la yerba del local.

Controversia

La resolución recuerda que este tipo de entidades no ha sido "prohibido de manera expresa", aunque, pese a la controversia sobre ellas, los tribunales tampoco han dicho "que el consumo de marihuana o cannabis es lícito". También admite que la SECA distribuye la marihuana entre sus socios "en mejores condiciones que en el mercado negro de la calle", si bien anota que la clave del delito de tráfico de estupefacientes no radica en que esta "se pueda vender adulterada en la calle, sino en que se venda".

En cuanto a A. A. V., señala que no ofrece "peligrosidad social alguna", que no trató de ocultar la actividad que realizaba, que su conducta "no puede equipararse" a la de "un traficante del mercado negro", que "no puede decirse que con su actuación trate de obtener una ganancia o un medio de vida" y que "está convencido de los beneficios terapéuticos" de la marihuana. Actuó con candidez --carencia de malicia o doblez--, aunque siendo sabedor, añade, de que "existe una situación en la que no se ha declarado la despenalización". "Porque él y los demás socios conocen esa situación es por lo que luchan por la liberalización".