Un accidente ferroviario hace 50 años provocó el descarrilamiento de un tren de mercancías que circulaba por la línea de Canfranc (en la vertiente francesa) y el hundimiento del puente de L'Estanguet. Esto supuso el fin de las comunicaciones internacionales y el comienzo de las reivindicaciones por la reapertura del trazado. La enorme estación varada en el corazón del Pirineo se ha convertido desde entonces en el símbolo de una lucha que cobra especial trascendencia en una época en la que los medios de transporte eficientes son más necesarios que nunca.

La crisis del coronavirus ha provocado un cierre global de las comunicaciones, pero los defensores de la línea ferroviaria no quieren dejar pasar el aniversario sin hacer notar sus reivindicaciones. “Es necesario dale resalte a este día para que quede claro que no nos olvidamos”, manifiesta el alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez. Por eso animan a llenar las redes de mensajes de forma que el clamor por la reapertura que se tendría que haber celebrado frente a la estación se escuche de forma virtual en todo el mundo.

La sensación de la jornada es agridulce. “Estamos en el mejor momento para lograr que se cumplan las reivindicaciones”, destacan. Pero la realidad es tozuda y a lo largo de 50 años, con el fin de los trayectos comerciales, la degradación ha ido deteriorando las vías y el propio entorno de la estación.

En estos momentos debido al apoyo de los dos gobiernos al proyecto de reapertura y al compromiso político y financiero de la UE con esta vía de comunicación. Según el edil, estos compromisos han permitido acometer la reestructuración de la explanada de la estación ferroviaria de Canfranc, y la activación de un proyecto global que contempla, con el apoyo europeo, la rehabilitación del viejo edificio decimonónico para su transformación en un hotel. “Las obras ya están muy avanzadas”, destaca.

Los planes del Gobierno de Aragón contemplan también la construcción de una nueva estación (casi a punto de terminar), la recuperación de la playa de vías y la ejecución de más de un centenar de viviendas para la financiación de parte de los trabajos. El coronavirus no está siendo especialmente dañino para la planificación. En estos momentos se sigue trabajando en las obras de la nueva estación de viajeros y en la rehabilitación exterior del edificio. El estado de alarma ha afectado a algunas tareas concretas pero, en general, se sigue con las obras atendiendo, eso sí, a las indicaciones de protección sanitaria establecidas con carácter general.

Tal y como ha señalado el consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, la clave para estos avances está en trabajar de forma conjunta con Francia para demostrar, ante Europa, que se trata de una conexión con carácter internacional, una solución medioambiental que sirve para descarbonizar, ya que se traslada el transporte de mercancías por carretera al ferrocarril, y, en definitiva, para hacer más fuerte la cohesión de los Estados en Europa.

Fruto del trabajo conjunto, en 2017 llegó la primera buena noticia. El dossier presentado a los fondos del Mecanismo Conectar Europa logró financiación europea. Un total de 14,7 millones que se están usando para preparar los estudios que servirán para reabrir la línea internacional. Soro ha recordado que no se quedaron ahí sino que volvieron a pedir subvención y, en 2019 se recibió de nuevo el respaldo de la Unión Europea con 2,8 millones que servirán para estudiar la operatividad del túnel ferroviario y que permiten financiar las obras que se están realizando en los Arañones. Precisamente las obras en la explanada son la otra cara positiva que hace prever “que seamos la generación que reabra el Canfranc” ha explicado Soro.

“Nos tenemos que planeta el futuro de otra manera, pues se ha visto que no se hacía un uso correcto del planeta, por eso aportar por la comunicación ferroviaria es tan importante”, señala Sánchez.

El regidor ha celebrado la buena respuesta que han tenido en las redes con su campaña a favor de la reapertura. La sensación general es que la luz al final del túnel está cada vez más cerca, a pesar del comprensible escepticismo. Una confianza que comparten tanto la Coordinadora para la Reapertura del Ferrocarril Canfranc-Oloron (CREFCO) como su homóloga francesa CRELOC, que han debido aplazar a su vez una concentración que tenían previsto llevar a cabo en la localidad francesa de Bedous para exigir del Gobierno galo la continuación de la línea que llega a esta población hasta la embocadura del túnel transfronterizo, según informa Efe.