El empresario Miguel Cantero Moles ha estrechado el círculo judicial sobre el exgerente de Plaza, Ricardo García Becerril, y sobre el anterior jefe de administración de la UTE, José Luis Rodríguez Cachafeiro.

En la declaración ampliatoria que efectuó el pasado viernes ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza, en el que ambos se encuentran imputados dentro del caso saqueo, aseguró que fue García Becerril quien le indicó que debía girar a la UTE liderada por Acciona las facturas por la reforma de su ático de Salou y le señaló los conceptos, falsos, que estas debían contener. Esas órdenes de cobro se las entregaba a Cachafeiro, aseguró.

Cantero, defendido por el letrado Alfredo Sánchez-Rubio, avaló con su declaración, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, una de las tesis de la investigación: el cargo a las arcas públicas, vía UTE, de gastos particulares de los que se beneficiaron algunos de los imputados.

MÉTODO

"No hay nada que ocultar, lo que queremos es ponerlo todo encima de la mesa", dijo el empresario, que sostuvo que sus sociedades --Micar y CRC, que llegó a ingresar 13 millones de euros en tres años-- no cargaron a la UTE gastos ficticios. Se limitó, dijo, a entregar a Cachafeiro las facturas de los gremios y empresas que trabajaron en la reforma del ático de Salou y de una casa de los García Planté ubicada en San Mateo. "Facturaban directamente", señaló.

Finalmente, a preguntas del magistrado José Ignacio Martínez, admitió que sí pasó al cobro por este sistema 20.000 euros "para compensar servicios a terceros" en las obras del apartamento. Y, al interrogarle el abogado José María Gimeno del Busto, letrado de García Becerril, confesó que Micar cargó a la UTE facturas de la obra de Salou.

"De la UTE no me encargaba nada nadie, solo me encargaba (trabajos) Ricardo García Becerril", había declarado poco antes.

Cantero dio una sorprendente justificación para ese trasiego de efectos de pago mendaces: "Todos los trabajos se han realizado, otra cosa es que no estén donde dice la factura". "Yo supervisaba las facturas (de los gremios) para comprobar que el importe era correcto" antes de llevárselas a José Luis Rodríguez Cachafeiro, añadió.

Miguel Cantero negó que se hubiera quedado como comisión parte del montante de esas facturas, al contrario de lo que sostiene el imputado Francisco Hernández, que sitúa la mordida en un tercio del precio. Su empresa, Construcciones Hernández Langa, que ejecutó los trabajos de Salou y San Mateo, facturó 190.000 euros a la UTE. "Nunca me he repartido dinero con nadie, y menos con ese señor", aseguró. "Eso es una bola", añadió.

El imputado fue interrogado por un ingreso de 90.000 euros anotado en una cuenta de su mujer el año pasado. Dijo que es la cantidad que les entregó el responsable de una sucursal bancaria tras vender en el 2010 una casa en la playa por 210.000 euros, liquidado la hipoteca y "haber movido el dinero" para obtener alguna rentabilidad.

Por su parte, José Luis Bellido, el ingeniero que ocupó el puesto de jefe de obra de la UTE liderada por Acciona entre el 2002 y el 2006, y que también declaró el viernes como imputado, atribuyó un peculiar modelo de gestión a Plaza: "No nos podíamos imaginar la que se estaba montando allí de desfalco monetario", dijo, aunque "se veía venir".

GESTIÓN

"Se aumentaban las cosas sin conocimiento" y "se proponían cambios esquizofrénicos que se aceptaban", indicó. "¿Quién proponía?", le preguntó el fiscal Anticorrupción José Grinda. "Siempre el señor (José María) Jordán", gerente de la UTE, respondió. "¿Y quién aceptaba?", repreguntó. "Siempre el señor (García) Becerril".

Destacó, entre otros, el cambio de una zona verde a urbanizable y un conducto de doce tubos en el que bastaba con tres. "Teníamos que ser los más ricos y los más chulos. En ese ambiente se creó Plaza", añadió.