Treinta y un años trabajando en Zaragoza para convertirse en referente de ayuda a los discapacitados intelectuales. Sus credenciales son 235 personas acogidas y 206 que trabajan en algunas de sus múltiples actividades. Y eso a pesar de la crisis. Y eso a pesar de que no todas las Administraciones públicas se lo ponen fácil. Así se autodefine la Fundación Benito Ardid, cuyo presidente, José María López, abrió las puertas de sus instalaciones en el barrio de Las Fuentes para mostrar, en la visita del alcalde, Juan Alberto Belloch, que siguen vivos y que seguirán peleando.

"El discapacitado intelectual hoy, en lugar de ser un problema, es la solución", afirmaba el responsable de la fundación, quien exponía que muchas familias, que apenas tienen 600 o 700 euros de pensión, se han encontrado con que una de estas personas implicadas en sus proyectos "aportan 650 euros mensuales en 14 pagas", garantizando la supervivencia de un hogar.

"Cada euro que nos dan, nosotros lo convertimos en 3,8", añadía exponiendo el retorno de una actividad que, en el caso de la lavandería o de la reutilización del aceite doméstico, "somos líderes del sector". En el primer caso, se "han limpiado 758.000 prendas" para empresas como Caladero o Grupo Jorge; y en la segunda, "hemos convertido para biodiesel o para hacer jabón 400 toneladas de aceite, y este año llegaremos a 800". Entre ambas actividades suman 77 empleos y pronto serán diez más. "Si le dijera al presidente Rajoy que vamos a crear una empresa con 200 puestos de trabajo perdería el culo por ayudarnos. Así que de pobrecicos, nada", señalaba López. A eso se le unen viviendas tuteladas, un proyecto de rehabilitación de un pueblo, Isín, por 8 millones de euros o residencias en Caspe, Cariñena, Pina y Tauste. Sus redes se extienden por Aragón.

Pero su queja es la escasa ayuda de las instituciones. Aseguraba ayer que solo el ayuntamiento le ha respetado las ayudas desde que empezó la crisis --"no nos ha bajado ni un céntimo", decía--, pero no tanto las demás, que llegaron a poner incluso en peligro su supervivencia en el 2011 cuando "en noviembtre nos dijeron que nos quitaban el 82% de la subvención", cuando esta labor deberían prestarla ellos".

Pero no solo se mantienen sino que no han dejado de crecer. Como su patrimonio, que ha aumentado de forma exponencial. ""Empezamos con 500 pesetas que nos dio la caja y con el medio millón que nos trajo González Triviño. Casi le hacemos la ola. Hoy nuestro patrimonio es de 4.000 millones de esas antiguas pesetas --unos 24 millones de euros--, pero mantenemos el espíritu de siempre, y es que queremos estar en suelo público porque el día que dejemos de hacer esto, lo que quede que pase al pueblo. Que especulen otros", relataba José María López.