A Zaragoza se le ha ido la mano con el grifo. Así podría definirse la situación que los técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza han detectado este año en lo que respecta al consumo de agua en la ciudad. La capital aragonesa está gastando, desde principios de año hasta después del verano, unos 2,8 millones de litros más al día que hace solo un año. Y eso, en tiempos de sequía no es un buen indicador y tampoco para el bolsillo de los hogares, sobre todo cuando se están empezando a girar los primeros recibos de un impuesto, el de la Contaminación de las Aguas (ICA), que grava el consumo y no la depuración. Así que urge volver a los tiempos de la Expo, retroceder nueve años y replantearse que un gasto responsable beneficia a todos.

La Unidad de Tasas y Precios Públicos del consistorio zaragozano tiene claro que se debería impulsar una campaña de concienciación que llegue a los domicilios que, probablemente, ya lo estén notando en el recibo, pese a que la tarifa lleva años congelada. Porque, explican, que el promedio del consumo se ha elevado en 4 litros por habitante al día, pasando de los 96 que promedió el 2016 a los 100 litros que ya se viene observando desde que acabó el verano de forma sostenida.

«PREOCUPACIÓN»

Se trata de un 4,1% de incremento, pero la «preocupación» es lógica si se tiene en cuenta que la capital aragonesa lleva años de descenso en el consumo, gracias en parte a todas las campañas que se empezaron a realizar desde el 2001 y cuyo mensaje caló aún con más fuerza despues de que en el 2008 Zaragoza se convirtiera en capital del agua en el mundo. Para eso también sirvió la Expo. No es un problema de abastecimiento, ya que la ciudad dispone de una capacidad de abastecimiento de más del doble, «entre 220 y 222 litros por habitante al día».

Las causas de este incremento repentino son difíciles de concretar, pero tras él podrían estar «los cambios meteorológicos», apuntan los técnicos. «Estos días estamos viendo temperaturas casi veraniegas a finales de octubre, cada vez son más días de calor al año y eso aumenta el consumo de agua», argumentan. O quizá realmente se estén dando brotes verdes en la economía y las empresas hayan aumentado su productividad. Pero es un cambio de tendencia que hay que observar, analizar y corregir, porque Zaragoza estaba en la buena senda.

No obstante, la campaña de sensibilización del consumo eficiente y responsable empezaba ya a ser necesaria. Igual que con la Expo se llevó a todos los hogares y centros escolares aprovechando que la muestra internacional se basaba en eso, en el agua y el desarrollo sostenible, «ahora han pasado nueve años y hay una nueva generación que no la conoció, los niños en edad escolar sobre todo, y a los que quizá debería dirigirse el mensaje». Ellos hacen uso del agua en sus casas y vendrá bien que sepan que es mejor ducharse que llenar la bañera o que deben abrir el grifo solo cuando sea necesario. También a los mayores, a los que en el pasado se les incentivó cuando la factura registraba un descenso. Quizá sea hora de rescatar a Fluvi -la mascota de la Expo- del olvido.

UN 26,5% MENOS

Lo cierto es que todas esas medidas contribuyeron a que el consumo en Zaragoza se haya estabilizado en 58,8 hectómetros cúbicos al año. Es el dato oficial del año pasado, que rebajaba los 59,09 gastados el año anterior y los 59,16 del 2014. Pero sobre todo ayudaron a que los 80 hectómetros cúbicos que había en el 2001 sean hoy un 26,5% menos.

En esos números tienen un papel destacado los hogares zaragozanos, que de forma habitual gastan más de un 20% menos que la media en España. La diferencia hoy es que hace un año, con 96 litros de promedio al día, era del 26% inferior, y ahora con 100 se situaría en un 23,1%. Así que, en este aspecto, teniendo en cuenta que ese registro en España se eleva a 130, la situación en Zaragoza tampoco es de alarma.

Pero eso no quita para que el ayuntamiento se plantee hacer un llamamiento a la responsabilidad medioambiental. Sobre todo porque, como señalan los técnicos, los ciudadanos deben ser conscientes de la situación de sequía que, a nivel general se está viviendo. No es momento de despilfarrar agua sino de gastar la estrictamente necesaria.

También apuntan a otro aspecto importante: el precio. Zaragoza hoy lleva agua a los grifos procedente del Canal Imperial y del Pirineo. La captación del agua procedente de Yesa ha aumentado un 50%, pasando de los 20 hectómetros cúbicos anuales a los 30,65, a un coste de 0,11 euros por metro cúbico, casi cuatro veces más que los 0,0338 que vale la del Canal. Una y otra representan el 52% y el 48%, respectivamente, y a ese coste se traslada a la factura. Así que despilfarrar agua afecta al bolsillo. Y ahora más, que cuanto más se gaste, más recaudará luego la DGA con el ICA.