Una exposición organizada por la Fundación de la Guardia Civil y un monolito con manos blancas en relieve de la piedra recordarán en Huesca a partir del próximo viernes 27 a las víctimas del terrorismo y la respuesta de la sociedad española a la violencia de estas organizaciones criminales. Los actos, presentados ayer por la subdelegada del Gobierno en Huesca, María Teresa Lacruz, la alcaldesa, Ana Alós, y el jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en la provincia, Vicente Reig, servirán para recordar especialmente a cuatro guardias civiles asesinados por ETA y vinculados a Huesca: el teniente Francisco López Bescós, en el atentado del 22 de julio de 1980 en Villamediana (La Rioja); el general en la reserva Juan Atarés Peña, en diciembre de 1985 en Pamplona; y los guardias Irene Fernández Pereda y José Ángel de Jesús Encinas, fallecidos en el atentado de Sallent de Gállego (Huesca) en agosto del 2000.

Por su parte, la alcaldesa Ana Alós anunció la instalación de un monolito en la céntrica plaza San Antonio. Del conjunto escultórico brotan varias manos blancas (símbolo del rechazo a la violencia terrorista), cuyos moldes corresponden a familiares de algunas de las víctimas de los asesinatos.