La difusión de la figura y obra del científico Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), tanto para dar a conocer su legado como para impulsar grupos de investigación, es la principal finalidad de los convenios suscritos ayer por el Gobierno aragonés y el Ayuntamiento de Huesca con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La consejera de Educación, Mayte Pérez, el alcalde de la capital oscense, Luis Felipe, y el presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo, firmaron ayer los convenios para dar relevancia a la obra del científico, Premio Nobel de Medicina en el 1906, en presencia de un bisnieto.

El acuerdo suscrito permitirá el establecimiento en la ciudad de un espacio expositivo permanente en la ciudad sobre Ramón y Cajal así como la celebración de congresos y simposios sobre su actividad.

El convenio marco, firmado a su vez con el Gobierno de Aragón, posibilitará el desarrollo de actividades dirigidas a la creación de grupos de investigación formados por jóvenes y a la promoción de la labor desarrollada por científicos de reconocido prestigio vinculados con Aragón. Un acuerdo que permitirá potenciar la cooperación en materia de investigación científica con el CSIC, la mayor institución pública dedicada a la actividad investigadora en España.

La consejera de Educación señaló que la iniciativa puesta en marcha es la «primera piedra» de un proyecto dirigido no solo a difundir la obra del Premio Nobel, sino también a potenciar la creación de un espacio virtual donde «la investigación sea el núcleo central», resaltó.

El Archivo Provincial de Huesca ha habilitado una estancia para exponer el dormitorio de Ramón y Cajal, así como algunos de sus textos. Asimismo, el presidente del CSIC explicó que Ramón y Cajal fue el primero en acuñar la expresión «política científica», cincuenta años antes del informe fundacional de reivindicación de las políticas de I+D+i y, en el 1897, Ramón y Cajal analizó la causas de la «debilidad» científica del país en aquellas fechas y postuló diversas soluciones para tratar de «europeizar a España».

Lora-Tamayo expresó su «firme convicción» de que el legado del científico aragonés debe ser «accesible» a la ciudadanía, en el marco de la «vocación de servicio público» que mostró siempre Ramón y Cajal.