El carbón turolense se resiste a desaparecer. Aunque este tipo de minería está abocada a la desaparición por el previsible cierre en el 2020 de la práctica totalidad de las centrales térmicas españolas que funcionan con esta materia prima autóctona -entre ellas la de Andorra, en manos de Endesa-, nuevos usos del lignito abren la esperanza de mantener viva una pequeña parte de esta actividad en el sur de Aragón. A la espera de que estos proyectos alternativos se consoliden, la industria carbonera dio el pasado 31 de diciembre un nuevo paso en su progresivo desmantelamiento con el cierre de la mina de Estercuel, gestionada por Compañía General Minera de Teruel, con lo que ya solo quedan en activo en la comunidad las dos explotaciones de Samca, situadas en Ariño y Foz Calanda, que son casi las únicas que siguen abiertas en todo el sector a nivel nacional.

La Unión Europea estableció ya en el 2010 que a partir del 1 de enero del 2019 ninguna mina de carbón podría recibir ayudas públicas y que solo seguirían abiertas aquellas que fueran competitivas por sí solas. A esta limitación se sumó otra, acordada entre el Gobierno español y Bruselas, por la que las explotaciones que quisieran continuar operando debían devolver las subvenciones para el cierre recibidas desde el 2011.

PÉRDIDA DE EMPLEO

Compañía General Minera ha optado así por dejar de extraer carbón, lo que ha supuesto un nuevo recorte para el empleo del sector minero-eléctrico de la provincia. El 31 de diciembre vencía además el contrato que mantenía con Endesa para el suministro de mineral a la térmica de Andorra. «Nos acogemos al cierre y a partir de ahora nos vamos a dedicar tres años a las labores de restauración de la mina», explicaron a este diario fuentes de la empresa, cuya plantilla propia estaba formada hasta hace unas semanas por 12 trabajadores, pero pronto quedarán siete. Hace unos días se prejubiló uno de los mineros y otro más seguirá los mismos pasos este mes, mientras que tres empleados se acogerán a las bajas incentivadas recogidas en el acuerdo para una transición justa de la minería del carbón y el desarrollo sostenible de las zonas para el período 2019-2027, que fue pactado el pasado mes de octubre entre el Gobierno central, los sindicatos y la patronal minera Carbunión.

La peor parte se la llevan los trabajadores de la contrata Epsa Internacional, que con el cambio de año ha reducido su personal en la mina de 20 a 14 personas, aunque algunos de los empleados han sido recolocados en otros centros de trabajo.

A pesar de todo, Compañía General Minera, propiedad de varios socios turolenses, no tira del todo la toalla del carbón, ya que cuenta con todos los permisos para la apertura de la nueva explotación de este negro mineral en la pequeña localidad de Castel de Cabra. La producción en este caso no se destinaría a un uso térmico, como ha venido ocurriendo hasta ahora, sino a la fabricación un nuevo tipo de fertilizantes por parte de Fertinagro, empresa de cabecera del grupo turolense Tervalis y líder nacional de nutrición vegetal. La puesta en marcha del proyecto está a la espera de que se concrete el plan industrial para el lanzamiento de este novedoso producto por parte de la compañía de Generoso Martín, que cuenta con varias patentes en este campo.

Samca tiene en una fase avanzada otra iniciativa empresarial en esta misma actividad alternativa. Este año espera iniciar en Ariño las obras de construcción de una planta para producir fertilizantes con leonardita, una especie de polvos de carbón que favorecen la fertilidad del suelo por ser ricos en ácidos húmicos.

La empresa de la familia Luengo espera crear 37 empleos con este proyecto, que permitirá mantener viva la actividad minera en esta localidad. Por lo pronto, Samca sigue suministrando carbón a Endesa -desde la mina Sierra de Arcos de Ariño y una pequeña explotación en Foz Calanda- y espera seguir haciéndolo hasta que se produzca el cierre definitivo de la térmica andorrana.