Siempre junto a Marcelino Iglesias, pero también siempre alejado de los focos. Carlos Esco es desde el martes uno de los dirigentes con mayor poder político del Pignatelli. El Consejo de Gobierno lo ha nombrado director de la Oficina de Seguimiento Estratégico del Gobierno de Aragón. Su principal cometido será supervisar y controlar todos los grandes proyectos inversores del actual Gobierno PSOE-PAR, como, por ejemplo, las cuatro plataformas logísticas en marcha --Zaragoza, Huesca, Teruel y Fraga--, el sector estratégico por excelencia de la comunidad --el de la nieve--, la empresa Suelo y Vivienda de Aragón o la sociedad del metro ligero que se creará próximamente. Esco vigilará la actuación de las empresas públicas y el consejero de Economía, Eduardo Bandrés, supervisará sus cuentas. Los dos se han convertido en pivotes de la acción de Gobierno de Marcelino Iglesias en su segunda legislatura en la DGA.

Perteneciente al clan oscense del PSOE, Esco está casado con la consejera de Educación, Eva Almunia, con la que tiene una niña. De carácter abrupto en la primera impresión, quienes le conocen destacan de este licenciado en Filosofía su constancia en el trabajo y aseguran que ante todo "es muy de Huesca". Reside en una urbanización próxima a la capital oscense, desde donde se desplaza cada día a su despacho en el Pignatelli. Formó parte del equipo de estrechos colaboradores con los que se rodeó Iglesias cuando presidía la Diputación Provincial de Huesca. Y como es lógico acompañó a Iglesias en 1999 al acceder a la Presidencia de la comunidad autónoma. Fue profesor de la Universidad de Zaragoza, director general de Cultura del Gobierno de Aragón y jefe del servicio de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca. Desde agosto de 1999 ha sido el número dos de la Consejería de Obras Públicas, Javier Velasco. En los últimos cinco años, se ha convertido en una pieza clave de la consejería.

El hombre de Pla-Za

Pero su labor principal la ha desempeñado como consejero delegado de Pla-Za, cargo que en principio va a simultanear a partir de ahora. No se descarta, sin embargo, que al final abandone su responsabilidad en Pla-Za y su puesto pueda ser ocupado por el exconsejero de Presidencia en el Gobierno del socialista Santiago Marraco y también cuñado de Iglesias, Andrés Cuartero.

Según algunas fuentes, Esco es uno de los culpables de que Amancio Ortega --el dueño de Zara-- se haya fijado en Pla-Za. De hecho, formó parte de la expedición de responsables del Gobierno aragonés que mantuvo los primeros contactos con el todopoderoso empresario gallego.

Iglesias le ha querido premiar ahora con la dirección de la oficina de seguimiento estratégico de las inversiones del Gobierno de Aragón, un órgano al más alto nivel cuya creación prometió en su primer discurso de investidura, pero que permanecía vacante desde hace cinco años. Fuentes próximas a la Presidencia del Gobierno subrayaron ayer a este diario que esta nueva oficina, que tiene hilo directo con el presidente Iglesias, no tiene asignada ninguna partida presupuestaria ni tampoco personal. Sino que "se trata de que alguien tenga una visión global de las grandes inversiones y si hace falta se encargue de corregir estrategias".