--Ha empezado a reunirse con los militantes del PSOE, como dijo, para confeccionar el programa municipal. ¿Qué está percibiendo?

--Aprovecharemos lo mucho bueno que hemos hecho y ello servirá para hacer cosas distintas y nuevas. He empezado a reunirme ya con los comités locales y en quince días me habré juntado con todos. No quiero hacer una campaña al margen del partido, pero este tiene que estrujar sus propias estructuras para dar lo mejor que puede tener, que son sus militantes. Esta es una primera fase en la que quiero tener un bosquejo que sirva de guía con lo que debería ser el programa y después haré una asamblea con todos los militantes para plantear lo que la gente crea oportuno sobre esos temas. Lo haremos a nivel territorial y a nivel sectorial para tener un esqueleto el 19 de diciembre. Después de Navidad, con ese esquema, saldremos a los barrios y hablaremos con los colectivos que terminarán de conformar lo que será un programa que luego, lógicamente, aprobará los órganos del partido.

--¿Este nuevo asamblearismo que han adoptado ahora muchos partidos, lo impone el miedo que tienen a Podemos?

--Lo impone una época larga y fructífera de gobierno que al mismo tiempo tiene que darle un nuevo impulso. Estos años hemos hecho ciudad y ahora tenemos que hacer ciudadanos. Y es complicado hacerlo sin contar con ellos.

--¿Cuáles son los retos para los próximos cuatro años?

--Nuestra principal atención tiene que ser la ciudadanía y que su salida de la crisis sea inclusiva. Debemos proteger a la gente más débil y hacer que pueda disfrutar de la ciudad que hemos hecho. No podemos tener una ciudad con el mayor número de metros cuadrados en equipamientos por ciudadano y que muchos no lo puedan disfrutar. Tenemos que estrechar la ligazón con la universidad, hacer políticas que potencien el autoempleo y ayuden a las pymes y hacer nuevas políticas para jóvenes. La gran diferencia para salir de la crisis entre la derecha y la izquierda es que la primera excluye a la gente y la izquierda la incluye. La ciudad está bien, pero hay sectores desigualmente tratados, desde el punto de vista social y también del urbanístico. De ahí que siga el empeño por cerrar la ciudad por el Este con la prolongación de Tenor Fleta. O que tengamos una atención primordial con barrios como Valdefierro, Oliver o Delicias.

--¿El no haber sacado adelante el cierre de la orla Este es su mayor fracaso?

--Sin duda. Pero yo he sido muy claro. Teníamos financiación para hacerlo y se nos quiebra con una sentencia judicial que en febrero lo paraliza y nos impide adjudicar al no tener asegurada la financiación privada. Con los cuatro millones que ponía el ayuntamiento no se podía hacer y aprovechamos esos recursos para poner en marcha una operación asfalto que de otra manera no habríamos podido hacer y que llega a todos los barrios.

--Por lo que cuenta, no parece que vaya a haber espacio para grandes proyectos. Pero si tuviera más margen económico, ¿en qué lo aprovecharía?

--En una serie de pequeñas obras en calles que son necesarias. Pequeñas infraestructuras y algunas reformas como la de la calle Oviedo. Y si tuviera más margen económico y una cantidad mayor, iniciar la prolongación de Tenor Fleta. Pero no solo porque sea una reivindicación vecinal de San José, sino porque es una gran obra de ciudad, como una salida natural de la misma que liberaría algunos de los puntos con más tráfico, como la avenida Goya.

--¿Y la línea 2 del tranvía?

--La línea del tranvía está en la fase correcta: la de información y consulta. Con esta pequeña partida sabremos qué hacer con la movilidad, en una ciudad donde hubo un debate falso y malo para ella, como fue la esquizofrenia entre el tranvía y el autobús. Si necesito un transporte de más capacidad como un tranvía, confrontarlo con el autobús, que es otra opción compatible, es no querer hacer ciudad. Yo siempre pongo de ejemplo una ciudad como Lyon, en la que convive el peatón, la bici, el metro, el tranvía y el autobús y ahí nadie dice preferir un medio sobre otro. Coge cada uno en función de su necesidad. Aquí se habló mucho del metro cuando muchos que lo criticaban se quejaban de que se suprimían tres paradas de bus en Independencia, algo que era excesivo también. ¿Se planteaban que si hubiera habido metro habría habido una parada entre plaza España y plaza San Francisco? Zaragoza no tiene masa crítica para eso.

--¿Reeditaría el pacto con CHA e IU?

--No hablo de pactos hasta después de las elecciones, pero quiero hacer la oferta suficientemente atractiva para ser el garante de un gobierno de izquierdas.

--¿Pero está satisfecho de cómo ha funcionado?

--Ha tenido luces y sombras. Ha funcionado mucho mejor de lo que querría el PP, pero en el futuro está claro que debería tener otras características.

--¿Cuáles?

--En el futuro lo veremos.

--¿Le preocupan las encuestas? No son muy buenas para el PSOE y surgen nuevos partidos con mucha fuerza.

--No, porque nadie puede citar la última encuesta que acertó en este país. Por eso trabajo para tener un proyecto lo suficientemente musculado como para ser mayoritario. Puede pasar de todo, pero que haya partidos con ofertas concretas me parece siempre interesante. Otra cosa es que la izquierda haga un día una reflexión sobre cómo la existencia de tantos matices hace que la derecha siempre permanezca bien unida. Yo la última encuesta que he visto sobre voto decidido no le va mal al PSOE. Si no tuviera la misma ilusión que si tuviese 25 años, no me habría presentado a alcalde.

--¿Qué le ha dicho Belloch? ¿Siguen tan tensas las relaciones?

--Ha habido una leyenda sobre esto. Somos dos personas distintas, con criterios y puntos de vista bien distintos que no hemos tenido nunca ningún problema sobre el ayuntamiento y lo institucional. A las pruebas me remito. Si yo hubiese tenido algún problema con Belloch, me habría ido, como ya lo hice de alguna otra institución. Otra cosa es que tengamos percepciones u opiniones distintas sobre el partido o sobre cómo actuar.

--Usted ha arremetido contra el trato de la DGA a la ciudad...

--Y con razón. Voy a defender las condiciones vitales de mis ciudadanos, y muchas no dependen del ayuntamiento. Por eso denunciaré todo aquello que signifique pérdida de prestaciones para los zaragozanos, como ha pasado con esta DGA, que ha maltratado permanentemente a esta ciudad. Se ha legislado contra ella, se han mermado sus servicios públicos sanitarios y educativos y no se la ha financiado como a otras administraciones aragonesas. Y ni siquiera han sido capaces de dotarla del estatus jurídico que necesita.

--Unas primarias en las que no hay candidatos, ¿no están descafeinadas? ¿No sería mejor rebajar las condiciones? Usted dijo que le habría gustado debatir.

--Todos los candidatos aceptamos las normas y por tanto no las discutiré. Puedo pensar que quizá habría sido mejor menos avales. Me habría encantado debatir porque así podría haber demostrado que con mi experiencia era el mejor candidato.

--Uno de los comentarios más extendidos es que usted no es precisamente la renovación que precisa el PSOE...

--Las ideas son muy distintas a las frases hechas, que se emplean como armas arrojadizas. A mí me gusta más hablar de regeneración, porque tiene que ver con las ideas y no con las personas. Es más importante creer en las mentes vivas que en las mentes muertas. Y claro que llevo mucho tiempo en el PSOE, porque yo no soy de vocación tardía.

--¿Quién será su número dos? Hay inquietud por saberlo...

--No es lo más importante. Ahora toca elaborar un buen programa. Las listas se cierran dos o tres meses antes. Soy un hombre de equipos, pactos y consensos. Habrá gente con experiencia y otra que no, pero que tiene mucho que aportar. Cuanto más se hable de que es necesario saber el número dos, más importancia se le concede. Además, dejen que estos meses me dé a conocer como el Carlos Pérez que quiere aportar todo como futuro alcalde para su ciudad. Tengo muchas ganas y me lo creo porque estoy convencido de que puedo aportar mucho.