--Llegados a este punto, con 500.000 kilómetros a punto de ponerse en servicio, ¿da por finalizado el conflicto del autobús?

--Fue un conflicto laboral que finalizó cuando llegaron a un acuerdo. Es verdad que quedaba por cumplir el compromiso de ampliar la red en 500.000 kilómetros y para eso había que pactarlo con los mismos que habíamos pactado la reestructuración de líneas. Y eso es lo que se ha hecho ahora, recogiendo propuestas y después poniéndolas en común. Y tengo que felicitar a todos porque hemos conseguido llegar a una propuesta consensuada, aunque hayan tenido que renunciar a algunas de las cuestiones que planteaban. Es un acuerdo satisfactorio que recoge muchas de las voluntades de todos los vecinos.

--¿Esta recolocación es el acuerdo que habría deseado al inicio del conflicto y después de una huelga y tantas críticas?

--Si hablamos del conflicto laboral, creo que la propuesta de agosto era mejor que la que se acordó finalmente, pero eso ya no tiene remedio. Si hablamos de la ampliación de la red, sí es el deseado porque mi objetivo era que fuera lo más consensuado posible y eso se ha logrado. Podían haber sido unas líneas u otras, pero se ha recogido el sentir de los vecinos.

--¿Cómo se explica que se tenga que ampliar la red solo cuatro meses después de aprobar la reordenación de líneas?

--Ya dijimos que habría que ver cómo funcionaba y si había que hacer ajustes. Después surgen los despidos y decimos una cifra concreta, los 500.000 kilómetros, pero no porque supiéramos que esos eran los que iban a ser necesarios, sino para favorecer un acuerdo que facilitara la reincorporación de los trabajadores. Sin esta premisa, igual habría sido mejor esperar unos meses a que la red estuviera a pleno funcionamiento.

--¿Se arrepiente de alguna de las decisiones que ha tomado?

--Cuando se toman decisiones nunca gustan a todos, pero hicimos lo que teníamos que hacer. Era una contrata antigua, con unos pliegos que todos decían que eran obsoletos y desmedidos. Se ajustó el beneficio de la empresa y se marcaba un férreo control que con los anteriores no podíamos realizar. Eso es lo que hicimos y tuvo unas consecuencias. Se podía haber solucionado en agosto y no fue posible, pero creo que actuamos correctamente, aunque todas las cuestiones no dependen de nosotros.

--¿En serio no preveían que habría despidos con esos pliegos?

--Siempre dijimos, y a todas las partes, que al reducir el servicio sobrarían horas de trabajo, no trabajadores. Y eso es lo que habría pasado en agosto.

--¿Cómo es la relación actual con la concesionaria?

--Hubo tensión en su momento pero está normalizada porque para gestionar un servicio hay que tener una relación fluida.

--¿Es una mala compañera de viaje?

--Es una empresa y como todas dan un servicio y pretenden ganar un dinero, y el ayuntamiento tiene la obligación de controlarlo y por ello a veces surgen los roces.

--¿Habría llegado a rescatar la concesión del autobús?

--Por supuesto que habríamos rescatado la concesión, pero afortunadamente no hemos tenido que llegar a esos extremos, que son muy duros y generan muchos inconvenientes. Es positivo que se haya podido evitar.

--Y después de decir que no entrarían en el conflicto para luego entrar, y de todos los giros que ha dado esta negociación, ¿cree que todos van a cumplir lo pactado, son de fiar?

--Ya se está cumpliendo. Hemos hecho nuestra parte y la empresa ya va a contratar. Pero no es que no quisiéramos entrar, lo hicimos cuando vimos que habían roto la negociación, para evitar el ERE. Teníamos que intentar hacer algo porque era una contrata. No se aceptó nuestra propuesta y aún así hemos seguido intentando hacer lo que fuera por los despedidos. Incluso desde un punto de vista personal, si podía hacer algo por evitar esos despidos, tenía que hacerlo. E hicimos todo lo que pudimos. Estoy convencida de que se cumplirá lo pactado. El lunes contratan a 20 personas y con 500.000 kilómetros tiene que haber más conductores a la fuerza.

--¿Cuánta gente necesitará?

--Estará en torno a 25, que son los cálculos que hacíamos, pero depende de la organización que haga la empresa del servicio.

--Después de la auditoría y de tantos datos desfavorables a la empresa, se ha creado una bola de nieve que ya no puede parar. ¿Cómo va a acabar?

--El ayuntamiento tiene la obligación de defender los intereses de la ciudad y eso es lo que va a hacer. Veremos cómo acaba, pero hay que analizar cuánto debe quién a quién y ya veremos. Lo ideal sería que hubiera acuerdo, pero si no, haremos lo que sea necesario.

--¿Se ha sentido comprendida por los ciudadanos o el resto de la corporación?

--El tema de los autobuses es complejo y hagas lo que hagas nunca llueve a gusto de todos. Con la reordenación es difícil que todo el mundo te comprenda, pero estoy satisfecha con el consenso alcanzado en una cuestión muy complicada.

--El tranvía ha provocado que muchas líneas converjan en él y el trasbordo es obligatorio para desplazarse. Para muchos, para amortizar la inversión de la línea.

--No es verdad que todas las líneas vayan a parar al tranvía, pero es cierto que una línea de alta capacidad tiene que recoger usuarios porque si no sería imposible hacer una inversión de ese estilo. Lo razonable es que esta sea la que mayor número de viajeros transporte, no que tenga otra de autobús en paralelo al tranvía. Sería absurdo y tirar el dinero público. Además, no se ha reducido el servicio. Con los 500.000 kilómetros, se ha aminorado un 11% el que se prestaba en autobús pero el tranvía suponía un incremento del 25%, por lo que la ciudad ha ganado un 14% en el transporte público.

--¿Cree que Zaragoza está preparada para asimilar esa política del trasbordo?

--Es una ciudad lo suficientemente grande para entender que desde todos los sitios se puede llegar a todos los sitios. Para eso se pensó la tarjeta bus y se han ido haciendo cambios en favor de esa política. No es algo de ahora, viene de atrás. Eso la mayoría de gente lo entiende. Lo importante es el tiempo que necesitas para esos desplazamientos y si es menor entonces es más efectivo.

--¿El tranvía tiene capacidad para absorber esos flujos de viajeros?

--Está perfectamente capacitada y conforme se han observado problemas en el servicio se ha ido reforzando. No es un problema de capacidad.

--¿No se ha planteado aún la opción de usar tranvías en doble composición?

--Sería una segunda posibilidad. Siempre que se pueda mejorar la frecuencia metiendo más unidades se hará eso. La doble composición se verá, pero más a futuro.

--¿Le preocupa tener solo 25 vehículos para atender esa demanda creciente?

--Ya le hemos advertido a la sociedad Los Tranvías que tendrá que ir pensando en encargar más tranvías. No para ahora, que no son necesarios, pero sí es posible que en el futuro hagan falta más para reforzar el servicio en hora punta. Pero para tenerlo previsto, porque cuesta tiempo hacerlo. Y a un coste que asumirá ella, no el ayuntamiento.

--¿No son demasiadas las averías que ha habido? ¿Le preocupa el número o que no haya alternativas para el usuario?

--Cuando se pone en funcionamiento una tecnología que es pionera en todo el mundo siempre hay un periodo de prueba que hace que cueste un poco el rodaje. Después de los problemas de junio y julio, se han corregido y ahora son más puntuales. La situación está más normalizada y con el tiempo cada vez habrá menos. Y sobre las alternativas al tranvía, también podríamos pensarlas para el autobús, que también tienen incidencias y son más numerosas. Es ilógico que vaya una línea en paralelo al tranvía. Ninguna ciudad tiene una línea en paralelo con otra por si una de ellas falla. Hay que trabajar para que se reduzca el número de averías, porque lo otro sería tirar el dinero público.

--¿Está muriendo de éxito?

--En absoluto. No solo ha sido un medio de transporte más rápido, cómodo y de más capacidad sino que ha supuesto una remodelación integral de la escena urbana. No solo ha sido un éxito, sino que lo es y lo será. Además, no hay ninguna obra en el mundo de esta envergadura que haya acabado en plazo y sin sobrecoste como la del tranvía.

--¿Este año el autobús tendrá también prioridad semafórica?

--Cuidado con darle prioridad a todo, porque cuando se la das a algo hay que quitársela a otra cosa. Se va a estudiar para ponerla en alguna línea y lo que seguro que se hará es poner más carriles bus en la ciudad.

--¿Se han cumplido las expectativas de uso?

--Estamos pendientes de recibir los datos de este año, pero estoy segura de que en el 2014 alcanzaremos los 30 millones de usuarios. Eso supondría que este año habríamos superado los 24 millones de usos, porque los tres primeros meses no estaba completa la línea.

--Sobre la segunda línea, ¿que opción le gusta más?

--Los técnicos dicen que la que más demanda tendría sería la que finaliza a la entrada de Torrero. Y podría ser una buena opción, pero vamos a esperar al estudio de viabilidad para tomar una decisión.

--Sobre el servicio Bizi, la pregunta es obvia: ¿va a haber más estaciones?

--Que todos los barrios las pidan es normal después de la revolución que ha supuesto la bicicleta en la ciudad. Se han puesto muchas medidas que han conseguido que hayan 80.000 desplazamientos diarios. Zaragoza consiguió no pagar nada en el contrato del Bizi a cambio de los ingresos que genera la publicidad, pero está como está y en todas las ciudades está dando problemas. No hemos conseguido llegar a un acuerdo con la empresa pero es que dar cobertura a toda la ciudad supondría un coste de dos millones de euros al año que el ayuntamiento tampoco se puede permitir ahora.

--¿Podría acabar vinculada la ampliación al nuevo contrato, pendiente de licitar, de los soportes publicitarios en la ciudad?

--La publicidad ha caído de forma estrepitosa y ya es muy difícil conseguir nada a través de estos contratos. de hecho lo hemos prorrogado unos meses para sacarlo en unas condiciones buenas para la ciudad, porque ahora sería una ruina. Y tenemos dudas del interés que pueda despertar en las empresas. Pero esto es algo que está pasando en todas las ciudades.