En algunas carreteras secundarias, y a mayor razón en las de tercer orden, siempre hay que ir ojo avizor. Por los baches, por las curvas cerradas sin señalizar o por la posible irrupción de un animal en la calzada. En Aragón, la red viaria provincial es muy extensa y, aunque las instituciones dedican parte de sus presupuestos a su mantenimiento, están sometidas a un fuerte deterioro.

Por ejemplo, la TE-V-8021, que une Cedrillas con Mora de Rubielos pasando por El Castellar y Cabra de Mora, acusa en algunos de sus tramos un fuerte desgaste como consecuencia de las inclemencias del tiempo.

Eso explica que hayan aparecido profundos baches y que, en determinados tramos, el barro cubra el asfalto. «La verdad es esa vía necesita un repaso», reconoce José Luis López, alcalde de Cedrillas y miembro de la Diputación Provincial de Teruel (DPT), el organismo que se encarga de la conservación de la carretera.

«Este año no ha nevado mucho, pero sí que ha llovido y ha helado bastante, y la TE-V-8021 ha terminado estropeándose en algunos sitios», afirma López, que señala que en la DPT conocen la situación de esta vía «y está previsto ir arreglándola poco a poco».

Se trata de una vía que, pese a su carácter local, es bastante utilizada, por su cercanía a las pistas de esquí de Valdelinares y porque constituye un atajo para empalmar con la autovía A-23 en dirección a Valencia.

Desafortunadamente, no es la única carretera sometida al deterioro atmosférico. También se puede llevar el conductor una sorpresa en la TE-V-8024, que une Cedrillas con Alcalá de la Selva atravesando una zona deshabitada. En ambas vías, mantiene José Luis López, es necesario llevar a cabo un ensanchamiento de la calzada y realizar mejoras en el firme, con la vista puesta en equipararlas con las carreteras de ámbito autonómico.