La fe en la reapertura del Canfranero parece flaquear en el lado francés, al menos en parte de la sociedad civil. Béarn, Adour, Pyrénées (BAP), una entidad que agrupa a distintos colectivos, desde empresas a asociaciones ciudadanas y particulares, aboga ahora por mejorar todo lo posible la carretera N134 entre Pau y la frontera española y aparcar la vía férrea.

La opinión de BAP, recogida en su último boletín, es que los 105 millones que el Consejo General de Aquitania ha presupuestado para reabrir el tramo de ferrocarril entre Oloron y Bedous no son "necesariamente útiles a corto plazo a la vista del irrisorio número de viajeros que se espera que empleen la línea".

Este punto de vista contrasta con el que defienden las coordinadoras Creloc y Crefco, que desde el lado francés y español están convencidas de que el Gobierno galo hace bien apostando por el ferrocarril para unir el valle de Aspe y el de Aragón, y que ven en la apertura del tramo hasta Bedous la garantía de la continuación hasta el túnel que atraviesa los Pirineos.

BAP apoya su diagnóstico en los resultados de un estudio previo a la declaración de utilidad pública y que dio un resultado desfavorable a la obra en la infraestructura ferroviaria. De ahí que se pregunte si no sería mejor, "en esta época de miseria presupuestaria", dedicar los 105 millones a incrementar la seguridad de las carreteras, sobre todo en el valle de Aspe.

En este sentido, BAP solicita que se dé prioridad a la construcción de las variantes de distintas localidades, entre ellas la de Oloron, y que se lleve a cabo la nueva carretera entre Oloron y Lescar (que no ha recibido luz verde por los problemas que plantea). Pero en materia de ferrocarril hace pasar de nuevo el ferrocarril a segundo plano.