José Alberto Carrodeguas es profesor titular en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular de la Facultad de Ciencias. Es uno de los organizadores de la IX Conferencia Internacional que acoge la Universidad de Zaragoza hasta este miércoles.

—¿Este congreso va a poner a Zaragoza en el mapa como referente en biocomputación?

—Vamos a tener impacto local, nacional y esperamos que también internacional gracias a las redes sociales. Zaragoza ya está en el mapa, pero la ciencia que se hace en el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos va a conocerse muchos más.

—¿Esperan llegar a conclusiones importantes?

—Si todo va bien, se presentarán los últimos avances en varias líneas de investigación, pero lo que suele pasar es que la gente es muy reticente a hablar de cosas aún publicadas, por miedo a la competencia. De lo que nos va a servir es para ver cómo estamos abordando diferentes líneas de trabajo, mostrar investigaciones y poner puntos en común.

—En cualquier caso, ¿se están tratando temas de calado que en el futuro serán noticia?

—En teoría, toda la ciencia que se hace es para intentar mejorar el bienestar social. Este congreso es multidisciplinar y cuando se junta a un biólogo con un físico surge algo muy bueno. No sé el nivel de novedad que habrá, eso lo sabremos al terminar.

—¿Cree que van a desaparecer los antibióticos?

—Alguno desaparecerá, eso esta claro, pero aparecen otros. Lo que sí se está abordando ahora es la fagoterapia, una técnica que ya se trató en los años 30 pero que se descartó. Esta consiste en el tratamiento de las infecciones mediante bacteriófagos, que son virus que atacan bacterias.

—Van a hablar también de vacunas.

—Sí, y Aragón tiene un papel importante por su desarrollo de una vacuna contra la tuberculosis. Creo que va a funcionar mucho mejor porque su diseño no es clásico, sino inteligente. En la anterior faltaban genes y antígenos, y ahora se ha atenuado y diseñado de una manera mucho más sofisticada y moderna.

El encuentro aúna experiencia con juventud. ¿Satisfecho con el cartel de ponentes?

—Sí, estoy contento. Nos hubiera gustado que vinieran algunos investigadores de renombre, pero contamos igualmente con gente potente. Hemos trabajado para buscar investigadores que puedan aportar avances importantes. Hay gente del Instituto Pasteur, de Copenhague o Cambridge. Hemos tenido que minimizar los gastos porque contamos con poco presupuesto, pero estamos satisfechos.

—¿Hay brecha de género en el sector de la biocomputación?

—Este curso no discrimina. Por lo general, en computación hay más hombres, pero es curioso que a la hora de conseguir las tesis son más mujeres. Ellas tienen más presencia en investigación, en laboratorio o en veterinaria, y ellos en ingeniería o computación.