Los monjes cartujos no pueden seguir viviendo en Aula Dei. Están decididos a cerrar el monumental cenobio, fundado en el siglo XVI y que ocupan ininterrumpidamente desde principios del siglo XX, ante la imposibilidad de mantenerlo. Y lo harán, según explicó a EL PERIÓDICO el prior, Pedro Castro, con independencia de que las administraciones navarras den el visto bueno a la cartuja que la orden de San Bruno proyecta construir en el valle de Ezcabarte, en Navarra. "No podemos continuar. Es imposible mantener una cartuja tan grande con tan pocas personas. Si no dan los permisos para construir en Navarra una pequeña, nos tendremos que repartir por otras situadas en España y Portugal", señaló Castro.

El Gobierno navarro ha dado luz verde al proyecto, pero su materialización está pendiente del permiso del ayuntamiento, que ya lo ha rechazado una vez.

La iglesia de la Cartuja acoge siete enormes escenas religiosas pintadas al óleo en sus muros por el aragonés Francisco de Goya entre 1772 y 1774. La obra inicial incluía once, pero cuatro de ellas se perdieron durante los 66 años que el monasterio permaneció cerrado en el siglo XIX.

La Cartuja fue reabierta en 1901 con miembros de tres comunidades francesas. Cuando llegó Castro, en 1950, eran 60 monjes. Ahora hay una docena.

"Todavía podemos aguantar aquí. Vamos abandonando zonas en ruinas y hemos restaurado algunas celdas, pero la mitad ya no están para ser habitadas. Aunque siempre hay algún sitio para vivir", indica.

La comunidad también sufre estrecheces económicas. "Antes no había que comprar casi nada. Cultivábamos patatas y trigo, teníamos fruta. Todo se cultivaba aquí", recuerda. Ahora no tienen medios humanos para mantener productiva la hacienda. Sus principales ingresos proceden de las limosnas y los estipendios de las misas, además de algunos fondos que envía la orden desde Francia.

PROYECTO Los cartujos promueven desde el 2003 un monasterio de pequeñas dimensiones en el Valle de Ezcabarte. "Para veinte o veinticinco personas", explica el prior. La intención era trasladar allí a los monjes zaragozanos, a los que se unirían otros llegados de diferentes cenobios de la orden. Calculaban que estaría construida "en tres o cuatro años" y que entonces se mudarían.

Sin embargo, el proyecto encuentra resistencias. La iniciativa partió, según informó ayer Diario de Navarra, de Joaquín Elizalde, un empresario navarro afincado en Valencia que hace unos años recuperó el Señorío de Aderiz, cercano a la zona en la que promueven el nuevo monasterio.

El ayuntamiento del valle rechazó hace unos meses concederles la licencia de obras. Los opositores al proyecto destacan que los terrenos elegidos están calificados como forestales y protegidos.

Ahora, tras una consulta formulada por Elizalde, el Departamento de Ordenación del Territorio del Gobierno de Navarra ha dado el visto bueno, aunque para que salga adelante necesita la autorización del consistorio.

DISEÑO El nuevo complejo, que según Elizalde seguiría permitiendo el acceso al monte de uso público, ocuparía 7.000 de los 254.000 metros cuadrados del señorío. Dispondría de 28 celdas, viviendas de 50 a 70 metros cuadrados, zona de jardín, una iglesia de 200 metros, una capilla de 90, patios interiores descubiertos que sumarían otros 1.811 y una hospedería con dos apartamentos para familiares de los religiosos, entre otras dependencias.

¿Y qué pasará con Aula Dei cuando los cartujos se trasladen a Ezcabarte o a otros monasterios de la orden? Castro no lo sabe. Se cerrará. "A ver si alguien, alguna administración, quiere hacerse cargo", apunta.

Aunque, al mismo tiempo, el prior es consciente de los problemas que entraña hacerse cargo de un complejo como la Cartuja de Aula Dei, monumento histórico nacional desde 1985 y declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. "El edificio no se puede tocar", recuerda, como consecuencia de esas figuras de protección.