Dos viviendas ya habitadas, una tienda y un centro cultural ocupan ya las renovadas instalaciones de la Casa de la Villa de Aragüés del Puerto, que tras el incendio de hace cuatro años quedaron arrasadas.

Ahora vuelve a ver la luz, gracias a una inversión de más de 500.000 euros aportados entre la Diputación de Huesca, Adecuara y fondos del propio ayuntamientos procedentes de la prima del seguro que se les abonó tras el incendio.

Esta semana, el presidente de la Diputación de Huesca, Miguel Gracia, y el alcalde del municipio, Ángel Casajús, han visitado el edificio municipal. El responsable de la institución provincial defendió la labor de los pequeños ayuntamientos para mantener vivos los pueblos y cuestionó el discurso contra la duplicidad de competencias.

Cuatro años después del incendio que asoló prácticamente toda la casa de la villa, este edificio municipal ha recuperado ya su actividad.

La casa de la villa mantiene las tres plantas que tenía, con usos diferenciados. En la planta baja, la única tienda de la localidad ha reabierto sus puertas. La tienda de Julia es su nombre comercial y ofrece ya a los vecinos y visitantes la posibilidad de adquirir los productos de primera necesidad sin tener que salir del pueblo.

La planta primera se ha destinado a centro cultural y la última a dos viviendas que, gracias al Plan de Impulso Demográfico han permitido que nuevos pobladores lleguen a Aragüés del Puerto: una joven que trabaja en el Parque Natural de los Valles Occidentales y una señora con su hija que se han desplazado de Jaca a Aragüés para trabajar y residir en este pueblo.

En total, la inversión en la recuperación de este edificio con usos municipales supera los 500.000 euros. Casi la mitad de los mismos proceden de ayudas de la Diputación de Huesca; otros 230.000 euros de fondos del Ayuntamiento procedentes del cobro del seguro tras el incendio y el resto son aportación de Adecuara para la tienda.

Se trata de un comercio de proximidad, un elemento de gran importancia en las pequeñas poblaciones que carecen de servicios de distribución al por menor, lo que obliga a sus habitantes a realizar frecuentes desplazamientos a otros lugares para aprovisionarse de alimentos y otros productos básicos.

Su importancia radica en que tienen una gran importancia para ayudar a fijar la población en las zonas rurales alejadas de las ciudades.