En Casablanca tienen un problema que destaca sobre el resto: sus aceras. Los vecinos de este barrio de Zaragoza dicen que son muy estrechas, «demasiado, no pueden ir dos personas juntas», y las que son más anchas abusan de los alcorques vacíos. Desde este distrito no piden que se peatonalicen sus calles, ni grandes actuaciones ni obras, lo que quieren son unas calles más agradables para andar y pasear bajo la sombra de un árbol.

Casablanca tiene alrededor de 43.240 habitantes y la mayoría de sus viviendas son de los años 70 por lo que muchas no tienen ascensor, lo que origina que gran parte de los mayores que viven en ellas tengas dificultades para salir a la calle con relativa normalidad y facilidad. «Es un problema porque en el barrio ya hay mucha gente mayor que necesita ciertas facilidades en su día a día», explica José Lázaro, de la Asociación de Vecinos Tomás Pelayo. El distrito peca de mayoría de edad. «Los jóvenes ya no se quedan y además ya no se involucran», lamenta Lázaro, que recuerda que tuvieron problemas para organizar las últimas fiestas del barrio (cuando todavía se podían preparar actos multitudinarios) porque precisaban de la ayuda y la colaboración de los jóvenes. «Acabamos recurriendo a la asociación de vecinos del barrio de al lado, de Valdefierro», explica.

A diferencia de lo que ocurre en la inmensa mayoría de los barrios de la ciudad, en Casablanca están satisfechos con el transporte público. Entre otras cosas porque el tranvía recorre una de sus arterias principales, Vía Ibérica, que hace también de entrada principal del distrito. «Tenemos dos líneas, la 57 y la 58, que solo circulan por dentro del barrio. Esto es una suerte aunque es verdad que muchas veces van vacías», confiesa Lázaro, que puestos a pedir dice que sería recomendable reducir la frecuencia del 58, de los 30 minutos actuales, a 20.

También reclaman mejores marquesinas o, directamente, que haya marquesinas en algunas de las paradas para resguardarse del cierzo en invierno y de la solana el verano.

El problema, admite Lázaro, son las aceras. Insiste una y otra vez en que son muy estrechas, por lo que en muchas solo es posible poner un poste para identificar la parada del bus. Las calles Escuelas, El Prado o Embarcadero son solo tres de los ejemplos que ponen sobre la mesa desde la asociación vecinal para que «el ayuntamiento tome nota».

No es que no se lo hayan hecho llegar. «Hemos enviado varias cartas con nuestras reclamaciones», añaden. Lázaro asegura que Casablanca suele entrar en los planes del consistorio zaragozano. «Cada año arreglan alguna calle. Necesitamos que sigan haciéndolo pero el barrio se mantiene más o menos bien», explica.

Una de sus principales reivindicaciones pasa por darle otro uso a la gigantesca explanada de la calle Embarcadero que se utiliza como aparcamiento y donde hay sitio para unos 500 coches, según sus cálculos.

«Este terreno es de la DGA y ya en tiempos de Belloch se llegó a hablar de construir un polideportivo, que nunca se ha hecho». Desde la entidad vecinal son conscientes de que el barrio necesita zonas de aparcamiento ya que hay una gran demanda dado que muchas casas carecen de garajes. Por eso creen que lo ideal sería construir ese pabellón municipal y dejar un espacio para coches. O incluso proponen que el párking sea subterráneo para ganar espacio para una zona verde. «Tenemos el parque de los Incrédulos, pero los parques y jardines siempre son buenos y más ahora con la pandemia, que la gente busca espacios al aire libre», añade.

Respecto a este parque, Lázaro no deja pasar por alto que la fuente que lleva su nombre «pasa más tiempo sin agua que con agua». «La culpa la tiene la falta de mantenimiento, como pasa en el monasterio de Santa Fe, una joya histórica que está abandonada».

Desde la entidad celebran que se haya adecuado el camino de La Junquera -- «aquí en el barrio lo utilizamos muchos»-- y animan al alcalde, Jorge Azcón, a que termine de arreglar el camino de los Herederos. Lázaro recuerda que ya solicitaron en los presupuestos participativos que puso en marcha el anterior Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) que se terminara, pues se adecuó uno de los tramos con arena y grava y el otro se dejó asalvajado, lleno de piedras. «Estas cosas pasan, que se dejan a medias», comenta con sorna.

La limpieza de las calles tampoco acaba de convencer en el distrito. «Es regular. Tendrían que intensificar las labores de limpieza y de recogida de residuos porque muchas veces los contenedores están llenos de basura durante más de un día», lamenta. Una imagen que, según Lázaro, perjudica a un comercio de este barrio zaragozano muy golpeado por la crisis.