Con los redobles del nuevo himno del PP, que parece una fusión entre la banda sonora de Piratas del Caribe y Juego de Tronos, el presidente del PP, Pablo Casado, llegó a Zaragoza pisando fuerte. Era el primer acto de precampaña -por lo menos el primero desde que Sánchez convocase las elecciones para el 28-A el pasado viernes- y aprovechó la ocasión para lanzar uno de esos anuncios que siempre gusta y termina en aplausos: «una revolución fiscal» que incluye una bajada de todos los impuestos y la supresión del de Sucesiones, Donaciones, Actos Jurídicos documentados y Patrimonio.

Casado se presentó en la capital aragonesa para clausurar la Convención de Economía y Empleo del PP como la única alternativa para acabar con el independentismo, recuperar el empleo, mejorar la competitividad y facilitar la creación de nuevas empresas. En definitiva, para mejorar la senda económica del país como ya hicieron en su día, según el conservador, sus predecesores Aznar y Rajoy.

CUESTIÓN DE CONFIANZA

Animó a los suyos a salir a ganar para recuperar un estado de bienestar «en riesgo» y lo hizo mostrando un gran convencimiento ante el candidato a la DGA, Luis María Beamonte, y a las alcaldías de Zaragoza y Teruel, Jorge Azcón y Enma Buj, respectivamente. Mensaje que repitió por la tarde durante el acto de presentación de la candidata de Huesca, Ana Alós, en un acto organizado en la capital oscense. Según Casado, el PP ya ha demostrado que puede gobernar y sanear la economía y aludió que hay partidos, en referencia a Cs, que no pueden hacerlo porque «no han gobernado en ninguna concejalía». «Apostamos por la fiabilidad de los populares o jugamos a la ruleta rusa para ver si alguien en su primer vuelo le da por aterrizar bien. ¿Confiamos en estos que parece que en redes sociales han dicho una cosa graciosa?», cuestionó.

Así que el líder popular se erigió como el único capaz de acabar con la «pesadilla del PSOE con los comunistas y con los independentistas» y de atajar el problema de Cataluña con un 155 más duro. «Quien quiera aplicar el 155 tiene que votar a un senador del PP», clamó entre aplausos, uno de los pocos de un discurso que rozó los 50 minutos con una gran carga económica y demasiados números y porcentajes.

Con una situación económica delicada y una Europa que examina con lupa las cuentas, Casado afirmó que ya tiene diseñado un plan para gobernar que pasaría por bajar el IRPF por debajo del 40% y el de sociedades por debajo del 20% . «Y lo vamos a hacer nada más llegar al Gobierno», recalcó.

Para convencer de que sí se puede, recordó que en el 96 Aznar ya aplicó una bajada generalizada de los impuestos, que luego también aprobó Rajoy y en plena crisis económica, porque si algo repitió durante su discurso fue que el PP ha sacado a España hasta en dos ocasiones de una situación económica crítica y que volverá a hacerlo una tercera. Siempre que gane las elecciones generales.

En un discurso basado en los hitos del pasado, destacó la labor de lod autónomos y empresarios, eso que, según dijo, «han agradecido la reforma laboral» que, sin éxito, trató de derogar el presidente Pedro Sánchez. Casado propuso una «autopista administrativa sin rotondas» para que, el que quiera emprender tenga «facilidades por parte de la administración». Para ello, se comprometió a reducir a 5 días el periodo de concesión de licencias para crear empresas y, a su vez, volver a crear empleo.