La mano tendida de Cáritas logró asistir el año pasado a 2.210 personas con serias dificultades para integrarse en el mercado laboral por poseer una baja o muy baja cualificación y ayudó a que 382 de ellas encontrasen un trabajo, lo que supone cerca de un 20% del total, según refleja la memoria de empleo que Cáritas Aragón presentó ayer por medio de su presidente, Carlos Sauras, y vicepresidente, Francisco Yagüe.

Mujer e inmigrante extracomunitaria de entre 36 y 45 años es el perfil mayoritario de las personas que han sido asistidas en el programa de Cáritas. De los datos que ayer se presentaron, se desprende que entre las personas con serios problemas para encontrar un empleo han surgido trabajadores que anteriormente gozaban de una situación estable. Las mujeres siguen siendo mayoría entre las asistidas (65%), la diferencia entre españoles (45%) y extranjeros (55%) se reduce y apenas hay diferencias por edades (un 34% en la horquilla de edad entre 36 y 45 años, un 29% para los que tienen de 25 a 35 años y un 26% para mayores de 45.

Muy lejos de los anuncios de mejoría de los datos macroeconómicos está la realidad de la calle, donde la crisis se ceba especialmente con aquellos que no tienen un perfil claro de empleabilidad. El paro que sufren es "extenso, intenso y crónico", en palabras de Sauras, para quien esta situación genera una "degradación de sus condiciones de vida". Para rescatar a ese estrato de población, Cáritas invirtió el año pasado 1.616.479,41 euros en materia de inserción socio-laboral y contó con la colaboración de 187 voluntarios y 67 contratados. Para Sauras, "estas iniciativas suponen una esperanza de alcanzar un nuevo modelo económico y de convivencia donde las personas pobres y vulnerables tengan cabida y vean reconocido su derecho a trabajar".