El inicio de la vacunación en las residencias de mayores se nota ya en una menor incidencia y mortalidad a causa del coronavirus en estos centros, que han sido los más afectados por la pandemia. Así lo apuntan los datos del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales, que constatan que la mayoría de fallecimientos y contagios detectados el mes de enero procedían de brotes que se produjeron antes del proceso de vacunación.

La consejera María Victoria Broto manifestó ayer en la comisión del área en las Cortes que la vacuna está ayudando a que los brotes que se detectan en las residencias sean más leves. En 36 centros de los 53 con brote abierto la semana pasada apareció el brote después de la primera dosis, y afectaron a 349 residentes y 102 trabajadores. De las 32 personas fallecidas que se notificaron la semana pasada, 19 eran de estos centros.

Desde Ciudadanía explican que, de las 36 con un brote abierto tras la primera dosis, en 14 solo había positivos trabajadores y en 22, residentes y trabajadores. De estas, en 9 solo había un residente positivo. «No se pueden imaginar la alegría que hay en una residencia cuando, a pesar de haber trabajadores contagiados, el virus no llega a los usuarios. Es el fruto de muchísimo esfuerzo», subrayó Broto. «Estas cifras parecen indicar que los brotes tras la primera dosis de la vacuna son más leves y que las residencia han resistido mejor el envite de esta ola», aseguran desde el departamento. La mayoría de los casos notificados la semana pasada (1.012 residentes y 292 trabajadores) se encuentran en los 17 brotes abiertos antes de administrar la primera dosis de la vacuna.

Según el último balance, el 48% del total de usuarios y trabajadores de las residencias ya ha recibido las dos dosis de la vacuna contra el covid-19, lo que corresponde a más de 13.000 personas. La primera dosis ha llegado al 93%. La previsión es que esta semana se inoculen 12.494 dosis en residencias para completar el proceso en la primera quincena de febrero.

La residencia Rey Ardid de Teruel es una de las que ya han recibido las dos dosis de la vacuna. «No la esperábamos tan pronto, la verdad. Ha sido una gran alegría. Es una herramienta que nos da mucha seguridad con la transmisión que hay en Teruel», explica Marina Marcoreus, la directora de este centro. Hasta este momento, reconoce, en la residencia lo han pasado muy mal. «Hacías todo lo que te decían y aún así el virus conseguía su objetivo», explica. Ahora, están más aliviados, aunque todavía no pueden relajar las medidas de precaución.

Mercedes Gracia, de 87 años, es una de las mujeres que vive en la residencia Rey Ardid. «No noté nada con ninguna de las dos vacunas», asegura y lo hizo «porque es lo que hay que hacer». «Tengo ganas de volver a casa», cuenta la anciana mientras su hija, que está con ella al otro lado del teléfono, se ríe. «Es que trabajo en la residencia en la que vive mi madre», explica Gema después. «Entre las trabajadoras alguna tuvo fiebre después de la vacuna, pero nada más. Estamos muy contentas y esperamos recuperar cierta normalidad pronto», zanja.