“Somos afectados, que no apestados”. Así de clara, directa y reivindicativa se ha mostrado este martes la aragonesa Juana Sánchez durante su comparecencia en las Cortes de Aragón de la mano de la Asociación Actora Consumo. Sus palabras como afectada por la estafa de la clínica iDental han llamado la atención de los diputados presentes en la Comisión de Comparecencias Ciudadanas y a muchos de ellos su testimonio les ha movido por dentro. Y quizás también su relato ha removido conciencias. “La verdad que no saben lo culpables que nos sentimos por esta situación. Todo el mundo nos dice que cómo se nos ocurrió acudir a ir iDental porque no se regalan duros a dos pesetas”, ha dicho Sánchez, que no tiene dientes por culpa de la mala praxis de los profesionales de la franquicia.

Sánchez es auxiliar sanitaria desde hace 20 años y sigue ejerciendo en Zaragoza, pero lo puede hacer, según ha contado, porque trabaja en el turno de noche de una residencia. “A esas horas no hay visitas ni familias a las que atender cara a cara ni hablar con ellas para que vean mi boca”, ha señalado.

Su calvario comenzó en marzo del 2016. “Fui a la Seguridad Social y me dijeron que las encías estaban en retroceso, lo que suponía que se irían moviendo y, con el tiempo, se caerían las piezas. Ya supe en ese momento que tendría que cambiarme toda la boca y llevar una prótesis dental”, ha explicado. La llegada de iDental a su vida se produce tras una conversación con un amigo de Madrid. “Me habla de esta clínica, me informo por Internet y veo que en Zaragoza van a abrir una clínica. También veo anuncios donde aparecer el logo de la Cruz Roja. Piqué, caí en su trampa, y no me informe si tenían los permisos en regla. Ahora llevo tres años comiendo puré. Pensé que sería verdad”, ha contado.

iDental le hizo un presupuesto de 32.600 euros por toda su intervención, pero le incluía una ayuda del 79%. “Al final, me dijeron que por 6.600 euros podría arreglarme la boca. Acepté y firme un contrato de un tratamiento ondontológico. Desde entonces todo fue y sigue siendo un infierno”, ha apuntado Sánchez.

Esta aragonesa ha explicado que tiene compañeros que han perdido su trabajo por su imagen, que hay pensionistas “que han pensando en vender sus pisos para tener ingresos” o afectados que sufren grandes depresiones por la estafa de iDental. “He dedicado parte de mi vida a ayudar a las necesidades de otras personas y el comer siempre ha sido un derecho fundamental y prioritario. Así debe ser. Pero nosotros nos vemos que tenemos que seguir, tras comer mi siempre puré, un protocolo de limpieza de la prótesis que es grande, porque no es de mi tamaño, y está partida en dos”, ha añadido.

Además del puré, los batidos alimenticios también son recurrentes y parte de la comida diaria de estos afectados. “Pero no todos pueden acceder y no son nada baratos. Tras numerosas visitas a urgencias, al médico de cabecera por infecciones en la boca siempre me dicen que me tengo que arreglar la boca. Y yo digo que sí, pero que si me lo van a pagar ellos”, se ha lamentado Juana Sánchez.

Por su parte, Lucía Germani, presidente de Actora Consumo, ha reclamado que "lo urgente es curar a las víctimas de la estafa y lo importante después será legislar para que un caso así nunca más se vuelva a dar". Según el colectivo, el protocolo de atención urgente en el hospital San Juan de Dios de Zaragoza, anunciado por la DGA en agosto del 2018, ha atendido, según sus datos, a 12 personas. "Y desde junio del 2019 no atiende a nadie por falta de recursos económicos, tal y como han comunicado a las personas afectadas pendientes de ser atendidas mediante carta", según Actora Consumo.

Rabia y miedo

Junto a Juana Sánchez y Lucía Germani también ha estado el psicoterapeuta en la asociación Luis Vila. Este lleva tres años ayudando a los afectados por la estafa de iDental y ha señalado que "una mezcla de rabia y miedo" es la nota predominante en las mayoría de las personas. "Es la misma situación que viví con afectados por la colza o el mismo miedo de quienes sufrieron con la heroína en los años 80 y 90", ha asegurado Sánchez. "Me pueden tachar de dramático, pero es así. Quien siente rabia puede parecer alguien duro y con las cosas claras, pero en el fondo es una personas que está muerta de miedo y necesita transmitir esa ira para defenderse", ha argumentado.

Pasado, presente y futuro están protegidos bajo esa 'careta' de quien siente un pánico atroz. "Tienen miedo, literalmente, de su propia vida. Se sienten engañados, excluidos y, lo peor de todo, se culpabilizan de la situación. ¿Ustedes vendrían a trabajar sin dientes?", les ha preguntado Vila a los diputados. El psicoterapeuta ha añadido que la situación está generando pérdida de lazos sociales, familiares y aislamiento. "Estas personas están en riesgo de exclusión económica, política y social", ha asegurado.