Los casos de aislamiento social entre los menores se han disparado desde el confinamiento de marzo y esta circunstancia, fruto de la pandemia del covid, ya se empieza a notar en la consulta de psiquiatría infanto-juvenil del hospital Miguel Servet de Zaragoza. En ella cada vez atienden a más jóvenes que tienen «auténtico miedo» de salir a la calle, de contagiarse o de ponerse una mascarilla. «El encierro de marzo fue terrible para muchos de ellos. Hay familias que lo llevaron muy bien y fue beneficioso, pero también hay una realidad de chicos y chicas a los que esto les ha afectado mucho y hecho un daño terrible», asegura el psiquiatra José María Civeira.

Teniendo en cuenta que esta especialidad atiende a menores de entre 0 y 18 años (unas 20.000 consultas al año), el porcentaje de quienes sufren este aislamiento social es apenas del 0,5% de todos los pacientes que atiende el Servet, pero la situación preocupa a los expertos. «El impacto es mayor en los más vulnerables. Tenemos casos de absentismo escolar porque estos menores se niegan a salir a la calle. No quieren y no van al colegio por ese terror que han generado», cuenta Civeira.

Al tratarse de un «fenómeno nuevo», en la unidad de Psiquiatría están «expectantes» a las derivaciones futuras que puede tener esta pandemia en los jóvenes. «Estos casos de aislamiento social pueden derivar en angustia, ansiedad o situaciones de paranoias en el plazo de un año. Objetivamente está claro que los cierres de los colegios y el confinamiento ha sido una adversidad para muchos de ellos y cuanto se trastoca el cerebro es lo peor», señala el doctor.

Autismo y sedentarismo

Entre esos casos de menores que manifiestan aislamiento social se encuentran aquellos que sufren autismo. «La afección para ellos ha sido gravísima. Han sufrido una regresión en su evolución muy grande después de tres meses de encierro. Algunos incluso han estado medio año sin salir. Si ya de por sí tienen dificultades para esa relación social, ahora no hay quien los mueva. Nos preocupan mucho estos casos», dice Civeira.

Por otro lado, el sedentarismo del último año también ha llevado a «cambios bruscos de peso» en un grupo de jóvenes. «Hay quienes han ganado peso muy rápido y otros que han adelgazado de manera drástica, sin llegar a una conducta de trastorno alimentario, fruto de esa inseguridad del día a día. Esto también ha sido algo nuevo», cuenta.

Otras atenciones que en la consulta de Psiquiatría infantil han crecido son las de los chicos que sufren déficit de atención. «Nos hemos encontrado con menores que han tenido hasta ocho y diez suspensos. Si ya son personas despistadas, la pandemia y las clases telemáticas no les han ayudado. Uno de cada cuatro pacientes sufre esta circunstancia», dice Civeira. Por último, el psiquiatra apunta a los «transgresores», que son los menores a quienes el confinamiento les ha llevado a graves cambios de actitud. «Estos pueden sufrir estrés postraumático», asegura el doctor.