Los casos de clamidia, una enfermedad común de transmisión sexual, se han disparado en los últimos años en Aragón hasta alcanzar las 237 afecciones en el 2018, la cifra más alta en ocho años. Se trata de 38 personas más que en el 2017, según los datos facilitados ayer en el boletín epidemiológico de Salud Pública, que confirman el aumento progresivo de casos.

Las mismas fuentes indican que esto se debe, probablemente, a «la mejora en las técnicas diagnósticas» y por otro, a la consolidación en el 2018 del Sistema de Información Microbiológica, que incorpora a todos los laboratorios de microbiología públicos.

En el 2010 y en el 2011 Aragón apenas tuvo tres casos de clamidia confirmados en su base de datos; mientras que crecieron a 27 en el 2012; a 44 en el 2013; y llegaron a los 97 en los años 2014 y 2015. El incremento considerable se dio en el 2016, cuando se registraron hasta 153 y, a partir de ahí, se subió hasta los 199 del 2017 y los 237 del año pasado.

La clamidia es una infección de transmisión sexual que se manifiesta fundamentalmente como uretritis en hombres y cervicitis en mujeres. Hasta el 90% de las infecciones son asintomáticas en mujeres, lo que dificulta la detección de los casos y favorece su transmisibilidad, según Salud Pública.

La importancia de la clamidiasis deriva de la posibilidad de producir complicaciones o secuelas, especialmente en la mujer (enfermedad pélvica inflamatoria, endometritis, esterilidad o embarazo ectópico), pero también en el hombre (epididimitis y esterilidad). La infección por clamidia aumenta además el riesgo de contraer VIH y otras patologías de transmisión sexual.

La educación sanitaria y la promoción del sexo seguro, así como mejorar los sistemas de información epidemiológica es básico para orientar las estrategias de prevención y control. También se incide en la detección de las infecciones asintomáticas, el diagnóstico y tratamiento precoz.