Puede que Aragón no tenga litoral, pero sí que tiene mar. Está en la provincia de Zaragoza, y es uno de los mayores atractivos de la Comarca de Bajo Aragón--Caspe. Es el embalse de Mequinenza, conocido popularmente como el Mar de Aragón, y que incluye también el pantano de Ribarroja. No en vano, sus aguas bañan unos 500 kilómetros de costa.

El Mar de Aragón y su entorno obsequia a quien lo visita con unos espectaculares paisajes de cortados y bosques, acantilados y puestas de sol que son todo un regalo para los sentidos. Se trata de un destino que engloba no solo todas las posibilidades que ofrece este embalse, que respira pesca y náutica por los cuatro costados.

Un paraíso para la pesca

"Entre la gente que acude al Mar de Aragón hay de todo aunque la estrella es, sin duda, la pesca. Prueba de ello es que tenemos tres asociaciones de pescadores en el pueblo", comentan desde la oficina de turismo de Caspe. "Es un embalse sin acotar, por lo que se puede pescar todo un año con una licencia que cuesta solo diez euros", añaden.

Toda esta riqueza piscícola y especies tan destacadas como el siluro, el black bass y el lucio o lucioperca, han convertido al Mar de Aragón en referente mundial para pescadores llegados de todos los rincones. La especie más abundante y destacada por el gran tamaño que alcanzan sus piezas es el siluro, con ejemplares que llegan a superar los dos metros y los 80 kilos de peso.

"Para los amantes de la pesca europeos esto es un paraíso, tanto por el clima como por la gran cantidad de especies y por la enorme superficie para poder practicarla", afirman desde la oficina de turismo. Aunque también hay público nacional, "la gran mayoría de los que vienen a pescar son extranjeros, sobre todo de Francia, Bélgica, Reino Unido, Alemania y Holanda".

Pero las aguas del Mar de Aragón también ofrecen la posibilidad de practicar todo tipo de deportes náuticos, desde ski náutico, kayak o paseos en barca hasta la posibilidad de realizar cursos de surfing, vela o wakeboard, por citar unos ejemplos.

Existe un club náutico de titularidad municipal que gestiona una empresa privada donde se alquilan todos los equipamientos necesarios para la práctica de estos deportes y donde también se pueden contratar monitores.

Más allá del agua, Caspe y su comarca ofrecen un conjunto de atractivos naturales, históricos, monumentales y museísticos que cada año despiertan el interés de muchos viajeros.

Un viaje por la historia

Caspe ocupa un lugar privilegiado en la historia de España y de Aragón. De hecho, este mismo fin de semana, la localidad está celebrando el Compromiso de Caspe, un pacto establecido en 1412 entre los reinos de Aragón y Valencia y el principado de Cataluña para elegir un nuevo rey al morir Martín I sin sucesor.

La celebración el Compromiso de Caspe es mucho más que una feria medieval al uso. Es una fiesta que celebra "un hecho histórico que tuvo repercusión en todo el territorio peninsular y que evitó una guerra civil, y que supuso el principio de la unidad de España, que culminaría casi un siglo más tarde con la conquista de Granada por los Reyes Católicos".

Según recomiendan en la oficina de turismo, el viajero "no debe dejar de visitar todos los monumentos de Caspe, empezando por el Castillo del Compromiso, que ya abre todos los fines de semana". El patrimonio artístico de Caspe se corresponde con su dilatada historia, empezando por las pinturas rupestres y continuando con las huellas románicas, mudéjares y sefardíes. La Torre de Salamanca, la colegiata de Santa María o los palacios renacentistas hacen que una visita a Caspe sea de lo más recomendable.