Va a tener razón el diputado popular por Zaragoza, Ramón Moreno, el experto en la tele del PP, al afirmar que en el proceso de cambio de Prado del Rey se está haciendo el ridículo. Moreno se ha referido a la abortada votación de la Cámara Baja, en la que no hubo suficientes votos para aprobar a los consejeros propuestos por una nueva mayoría (PSOE, Podemos, etc.) que se reveló minoritaria. Los inminentes nombramientos se fueron al traste, y con ellos la supuesta renovación del ente, quedando el proyecto de reforma televisiva en un limbo jurídico y su administración a expensas del nombramiento de un gestor.

Pero, ¿por qué no salió el proyecto adelante en el Congreso de los Diputados? ¿Por qué faltaron cuatro votos con los que en principio contaban tanto el Gobierno como el grupo de Pedro Sánchez? Dos de esas ausencias correspondieron a diputados del independentismo catalán: Jordi Xuclà de PDECat, y Ana Surra, de ERC. ¿Casualidad o causalidad, azaroso destino o acción voluntaria y directa? ¿Por qué se ausentaron esos dos diputados, tan graves eran los motivos que los retuvieron lejos de Madrid? Noelia Vera, una diputada de Podemos que asistió al desconcertante pleno, no cree, en este caso, en esta concreta votación, en la casualidad. Yo tampoco. Más, teniendo en cuenta que entre los nombres propuestos como nuevos consejeros de RTVE había afines al PSOE, a Podemos, incluso al PNV, pero ningún colega de la cuerda indepe. Siendo así, podrían entonces haberse preguntado en su puro y nacionalista fuero interno los diputados ausentes: ¿Para qué votar a tanto españolista, por progresista o rojo que se nos pinte? El PDECat no tiene nada de progre ni socialdemócrata, sino de rancia y rural burguesía, y en cuanto al socialismo de Esquerra ya se vio cuando tan a gustín gobernaban con la derecha catalana...

Lamentablemente, Televisión Española sigue siendo objeto de deseo por los partidos políticos, conscientes de su poder y ávidos de detentarlo.

La manipulación de los informativos y tertulias de TVE es, desde la Transición, permanente. Un día y otro aparecen en prime time noticias y personajes secundarios que se benefician de la cuota de pantalla, teniendo, por ser de tal o cual partido, mucho más derecho a darse lustre que todos esos millones de españoles que jamás saldrán en la caja tonta. Lo malo es que se lo acaban creyendo. Lo malo es el modelo.