Una tesis doctoral desarrollada por Victoria Eugenia Herrera, de la Universidad de La Rioja, pone en valor el ajuar de la catedral de Calahorra al catalogar 106 piezas enmarcadas cronológicamente entre los siglos XV al XIX.

Se trata de un conjunto de platería relevante, singular y heterogéneo con piezas procedentes de Córdoba, Barcelona, León, Burgos, Zaragoza, París, Londres o México, ha informado la Universidad de La Rioja, en una nota.

Esta investigación pone de relieve la importancia del arte de la platería en La Rioja, centrado en el contexto de la catedral calagurritana en pro de aportar información de interés para la historia del arte en general.

Victoria Eugenia Herrera Hernández ha obtenido el grado de doctora por esta Universidad, tras la defensa de su tesis El Arte de la Platería en la catedral de Calahorra (s. XV-XIX), que ha dirigido Begoña Arrúe.

En la tesis aborda el desarrollo del arte de la platería desde diferentes perspectivas.

Ha tenido en cuenta los factores histórico-artísticos que repercuten en la conformación del ajuar catedralicio; su contextualización en la localidad y en la catedral calagurritana o el estatus de ésta como sede episcopal de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño.

Otros parámetros han sido el ritual litúrgico; el desarrollo del oficio de platero en la región; las intervenciones de conservación y restauración; junto con el análisis y catalogación de las piezas conservadas.

Entre las piezas catalogadas, destaca dos convertidas en emblema de la catedral: El Ciprés, custodia datada en el siglo XV, que fue dorada por los plateros calagurritanos Martín y Pedro Vélez en 1500; y las urnas de los Santos Mártires Emeterio y Celedonio, obra realizada por este último platero en su taller de Calahorra, junto al platero burgalés Francisco de Soria.

Otras piezas interesantes -datadas en el siglo XVII- son las atribuidas al platero de Arnedo Francisco de Alarcón y la urna del monumento del platero de Alfaro Diego de Piñahermosa.

Igualmente merecen atención del siglo XVIII el relicario de San Blas, del platero calagurritano Matías de Frago, y el frontal de plata, obra de José Ochoa Iturralde, platero avecindado en Calahorra; o, finalmente -y del siglo XIX-, las piezas de los plateros de la localidad Faustino Ruiz de Gordejuela y Justo López.

Señala, como significativo, el número de piezas madrileñas de la segunda mitad del siglo XVIII y del siglo XIX y su influencia.

Esta se ve reflejada en la obra del platero calagurritano Manuel Fernández Ayensa quien, tras formarse en la capital, regresó a su localidad natal donde desempeñó su oficio a finales del siglo XVIII. En la catedral se conserva una elegante jarra aguamanil, obra de clara influencia madrileña.

La tesis aporta las biografías de 97 artífices vinculados con la catedral, de los que aproximadamente una treintena eran naturales de Calahorra o bien avecindados en la ciudad.

Además, se da a conocer el sistema de marcaje que certificaba la Ley de la Plata, la marca de localidad atribuida a Calahorra y la marca personal utilizada por varios artífices.

Todos ellos aspectos fundamentados en más de 1.400 documentos inéditos y una extensa bibliografía.