Las autoridades catalanas dan por muerto, o al menos por desaparecido, a Pyros, el oso más viejo del Pirineo, dado que fue reintroducido en la cordillera en el año 1997. El plantígrado no ha dado señales de vida desde abril del año 2017, hace casi dos años, lo que se interpreta como una señala casi cierta al cien por cien de su fallecimiento, por más que su cuerpo no haya sido hallado.

Asimismo, los responsables franceses de la política de reimplantación de la especie e el Pirineo se inclinan por pensar que Pyros ha muerto efectivamente, aunque se han mostrado partidarios de aguardar a que se cumplan dos años completos sin avistamiento para dar el hecho por seguro.

Con todo, el oso más veterano de la cordillera ha sido tan prolífico en sus 20 años de vida en la zona, siempre a caballo de España y Francia, que se considera que la mayor parte de los osos pardos que se contabilizan en el Pirineo en la actualidad son hijos suyos.

Si viviera, pese a todos los indicios, tendría en la actualidad 31 años, una edad tan avanzada para un oso que se puede considerar que la causa de su fallecimiento es probablemente la vejez que ha alcanzado. De hecho, la esperanza de vida de un oso de su especie se sitúa en torno a los 25 años, según los expertos.

Pyros se movía libremente por el Pirineo y hacía frecuentes incursiones más o menos largas entre Francia, el valle de Arán y la comarca aragonesa de la Ribagorza.