La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se mantiene en alerta debido a la enorme crecida del río, ocasionada por las lluvias de los últimos días en su tramo inicial, y ante la previsión de que se produzcan en las próximas horas nuevas precipitaciones en buena parte de la cuenca y se acelere el deshielo.

Concretamente, el caudal del Ebro a su paso por Zaragoza se sitúa esta tarde en 1.343 metros cúbicos por segundo (m3/s), lo que significa que se ha multiplicado por 17 desde el martes por la mañana, cuando tocó fondo con solo 75 metros cúbicos por segundo. La media anual es de unos 260 m3/s, aunque fluctúa de forma muy acusada dependiendo de la época del año.

La crecida ha obligado a la CHE a desaguar en diversos embalses de la cuenca con el objetivo de que puedan hacer frente a nuevas avenidas. Al laminar en los embalses del sistema Mequinenza- Riba-roja-Flix, por ejemplo, el caudal del Ebro en Tortosa también ha sufrido un gran aumento, desde los 134 m3/s del martes a 1.039 m3/s. La CHE calcula que el desembalse llegue el sábado a 1.250 m3/s.

La CHE ve "preocupante" la situación y no descarta que se produzcan en los próximos días afecciones en poblaciones situadas en su eje central, según ha declarado en una rueda de prensa el presidente de la CHE, Xavier de Pedro. Se espera que la mayor crecida se produzca el próximo martes, con 2.300-2.500 metros cúbicos por segundo en Zaragoza, un caudal "extraordinario", según De Pedro.

País Vasco y Navarra

La mayor preocupación se centra ahora en Vitoria, en el País Vasco, donde esta noche el caudal del río Zadorra rebasará los 100 metros cúbicos por segundo y se situará en el límite de provocar afecciones. En Navarra, la gran crecida del Irati ha podido frenarse gracias al embalse de Itoiz.

El presidente de la CHE ha explicado que los técnicos prevén entradas de hasta 1.000 metros cúbicos por segundo en el embalse de Yesa, en el que se vierten de forma continua caudales para dejar un margen de crecida de cara a la llegada de la punta de la avenida.

Antes de llegar a la capital aragonesa, el responsable de la CHE no descarta que la avenida genere problemas en las poblaciones de la Ribera del Ebro aragonesa e, incluso, provoque inundaciones en cascos urbanos.