Un cazador de 69 años, Miguel G. E., murió ayer como consecuencia de un disparo fortuito, casi a bocajarro, que partió de la escopeta de un compañero con el que había participado en una partida de caza en el término municipal de Jorcas, en la comarca de Teruel.

El suceso se produjo a las 9.50 horas en el paraje denominado Las Cerradas, adonde la víctima, que era del cercano pueblo de Camarillas, había ido con A. C. P. para aprovechar el levantamiento de la veda de la codorniz el pasado domingo en el municipio de Jorcas.

Por causas que se desconocen, cuando A. C. P. procedía a desmontar su escopeta, se escapó un disparo que alcanzó a M. G. E., situado a solo tres metros, en pleno abdomen. Inmediatamente se avisó a los servicios de emergencia, y una ambulancia y el helicóptero del 112 se presentaron en el lugar del suceso para prestar asistencia inmediata al herido.

Sin embargo, M. G. E. falleció pese a los esfuerzos que realizó el equipo médico que le atendió, según informaron fuentes de la Guardia Civil. La noticia del fallecimiento del cazador causó una honda conmoción tanto en Camarillas como en Jorcas, donde reside A. C. P.

El levantamiento del cadáver se produjo en torno a las 15.00 horas y, a continuación, fue trasladado a Teruel para la realización de la autopsia.

Por su parte, el autor del involuntario disparo fue llevado a la Comandancia de Teruel a prestar declaración sobre lo sucedido y así poder determinar las exactas circunstancias en las que se registró el accidente. Fuentes de la Guardia Civil hicieron hincapié en que su comparecencia era a título de investigado, no de detenido. Sin embargo, posteriormente informaron de que había quedado detenido como presunto autor de un delito de homicidio por imprudencia grave.

Se da la circunstancia de que el pueblo de Jorcas acababa de empezar la celebración de sus fiestas patronales, según relató ayer su alcalde, Román Izquierdo.

«Se ve que el fallecido ni siquiera llevaba arma», agregó el regidor. «Él había acudido con los perros y debían de haber madrugado, pues en este tipo de caza se empieza sobre las seis o las seis y media de la mañana», precisó. Jorcas, añadió Román Izquierdo, suspendió todos los actos festivos que estaban previstos ayer, entre ellos la comida de hermandad de todos los vecinos del pueblo, que estos días suma unos 300 residentes, frente a los solo 15 que viven allí durante el invierno.

«Los actos se celebrarán más adelante», señaló el alcalde, que dijo que en el pueblo todo el mundo estaba «conmocionado» con la terrible noticia.

Tanto la víctima como el autor del disparo eran amigos y expertos cazadores, según los comentarios que los vecinos realizaron.

Uno de ellos manifestó que el fallecido era soltero y vivía permanentemente en Camarillas. «Ahora aquí hay mucha gente que vive normalmente en Valencia, Castellón y Zaragoza, pero Miguel, que se dedicaba a la ganadería, residía en el pueblo de forma permanente», informó la misma persona.

Al cierre de esta edición, el detenido no había pasado todavía a disposición del juez de guardia en Teruel.