Los aficionados y profesionales aragoneses relacionados con la caza, el tiro olímpico y el paintball están mostrando su perplejidad y rechazo al nuevo reglamento de armas, cuyo borrador se publicó el 30 de noviembre el Boletín Oficial del Estado (BOE). Entre otros aspectos, prohíbe los rifles y escopetas semiautomáticas con más de tres tiros y las carabinas del calibre 22 para la caza. Las armas homologadas de paintball no se asemejan en nada a las ahí definidas, por lo que anularía este mercado. Las históricas de avancarga (cartuchería de pólvora) utilizadas en competiciones de tiro se ligan a una licencia de caza. Se excluye a los júnior menores de 14 años para la práctica deportiva olímpica. Y desaparecen las subastas de armas en la Guardia Civil.

Tanto la Federación Aragonesa de Caza (con 40.000 licencias) como la de Tiro Olímpico (con casi 2.000 federados), al igual que otras muchas organizaciones, han presentado sus alegaciones al texto, cuyo plazo termina el próximo 27 de diciembre, por considerarla "injusta", muy restrictiva y "absurda". A nivel nacional no se descartan movilizaciones. "Estamos pendientes de si se organiza una concentración en Madrid frente al Ministerio del Interior", explica el presidente de la Federación Aragonesa de Caza, Fernando Tello.

DESAPARECE EL RIFLE Uno de los puntos conflictivos para los cazadores es la prohibición explícita de "las armas semiautomáticas cuya culata sea eliminable o plegable" así como "las semiautomáticas que teniendo una capacidad superior a tres cartuchos, incluido el alojado en la recámara, su cargador sea extraíble o movible". Tal y como aseguran los propios cazadores, la gran mayoría de las armas de caza corresponden a este tipo, cuyo número por persona se limitará a ocho.

Respecto a las carabinas del calibre 22, los cazadores ya no dispondrán de ellas, limitándose su uso al tiro olímpico. "Es un arma muy eficaz para la caza menor de conejos o zorros, por ejemplo. Y su prohibición es el único punto que interfiere con el Reglamento de Caza de Aragón, en el que sí se permite su uso", añade Tello.

Con el nuevo reglamento, quien quiera disparar con esta carabina tendrá que inscribirse en la Federación de Tiro Olímpico, pasar un examen con la Intervención de Armas de la Guardia Civil y pagar una cuota de aproximadamente 150 euros al año.

Respecto a las armas de avancarga (de colección y utilizadas en competiciones y exhibiciones) su número máximo por persona se reduce a seis, "cuando existen verdaderas fortunas invertidas en colecciones privadas que compiten en diez o doce modalidades diferentes", indica el presidente de la Federación Aragonesa de Tiro Olímpico, Vicente Picazo, que ve "una barbaridad" que se quieran ligar a las licencias de caza, "cuando todo el mundo sabe que no son de caza y que las chispas que generan pueden provocar un incendio forestal".

Los deportistas ligados al tiro, una modalidad olímpica desconocida para muchos pero que en Aragón tiene casi 2.000 federados y un medallero que la coloca en la élite mundial, lamentan que el reglamento no les defienda y que defina al arma tan solo como un accesorio para matar.

Por último, los propios empresarios del sector (armeros, fabricantes y distribuidores) necesitarán de una autorización de la Guardia Civil para contratar a personas para que trabajen en el sector. Y alegan que, con las restricciones impuestas, "será más fácil importar mil rifles, que fabricar 20 en España".