El consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sebastián Celaya, anunció ayer su dimisión «muy meditada» tras haber cumplido este año los 65 años y optar por la jubilación. Lo hace cuando apenas falta diez meses para las elecciones autonómicas y en una renuncia que se convierte en la primera crisis de Gobierno del Ejecutivo de Javier Lambán. La situación no será dramática, ya que el relevo lo toma hoy mismo Pilar Ventura, secretaria general técnica del Departamento de Sanidad y número dos de la consejería.

Celaya, según contó ayer en su despedida, ya presentó su dimisión el pasado mes de abril, cuando cumplió los 65 años. Le dijo a Lambán, con quien mantiene una estrecha relación de amistad, que era «el momento de abandonar», pero el presidente le convenció para que aguantara hasta que terminara el actual curso político. El ya exconsejero lo hizo, aunque lo cierto es que en varias ocasiones ya transmitió su deseo de dejar la cartera de Sanidad, pero lograron retenerle.

«He tratado de convencerle para que terminara la legislatura, pero mis esfuerzos han resultado infructuosos», reconoció Lambán. Y añadió: «Ha sido un honor y un orgullo tenerle como consejero. Ha hecho una espléndida gestión y en este presidente deja un amigo para toda la vida», añadió visiblemente emocionado.

Noches en vela

La dimisión saldrá hoy publicada en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) y Celaya tendrá que incorporarse a su puesto del hospital Clínico de Zaragoza para, acto seguido, tramitar su jubilación. «Me voy a mi casa. Tenía pensada esta decisión y me voy muy satisfecho con el trabajo, a pesar de las dificultades. Yo cuando me voy lo hago del todo, no para estar en la sombra e influir. Eso en absoluto», dijo.

«Han sido muchas noches sin dormir, porque había cosas que me preocupaban, y un consejero siempre está pendiente del móvil. Sabía que no sería fácil», reconoció. Aseguró que no ha tenido diferencias en el seno del Gobierno, que se va porque es su decisión «salir ahora» y que los problemas con Podemos no le han afectado. «Ha sido una buena relación. Les falta mucha experiencia y en ocasiones, en el ámbito de la sanidad en concreto, son un poco ilusos pensando que las cosas se solucionan fácilmente, pero creo que han traído aire fresco a la política», señaló.

Antes de llegar a la consejería, Celaya fue responsable de la gestión del ya desaparecido Consorcio Aragonés Sanitario de Alta Resolución (CASAR); del sector sanitario de Zaragoza III; del Royo Villanova y del Clínico. «He tenido un desarrollo profesional importante, fui gerente de dos grandes hospitales y terminar mi carrera como consejero de la sanidad pública aragonesa ha sido muy placentero. Creo era el momento adecuado para abandonar», confesó.

Agradecido al presidente Lambán por la confianza y el apoyo, Celaya apuntó que cuando llegó al cargo «la situación era mala tras una época de recortes». Sin embargo, tras tres años de gestión, se consideró «satisfecho», porque, según dijo, «porque todos los objetivos programáticos con los que el PSOE se presentó a las elecciones están encauzados», señaló. «Estoy convencido de que Lambán ganará las próximas elecciones», añadió.

Balance

Por su parte, la secretaria general del PP en Aragón, Mar Vaquero, achacó la dimisión de Celaya a la «falta de proyecto» y a la «inestabilidad absoluta» de un gobierno que está en «descomposición». Él, por su parte, hizo un balance positivo y destacó, entre otras cosas, la puesta en marcha del nuevo Plan de Salud de Aragón 2030 y del proyecto de salud mental, «un área muy debilitada por la crisis y que ahora se está recuperando». También recordó dos grandes hitos que «estaban pendientes» en sanidad pública y que ahora no podrá inaugurar: el hospital de Alcañiz y el de Teruel.