La Dirección General de Salud Pública ha censado a los alrededor de 250.000 aragoneses más vulnerables ante una "hipotética" ola de calor similar a la sufrida el pasado verano. El Departamento de Salud del Gobierno aragonés presentó ayer el plan de choque diseñado para prevenir los efectos de este fenómeno meteorológico, entre cuyas acciones aparece el registro de los domicilios de los 80.163 aragoneses mayores de 80 años y de los 189.817 de más de 65 para efectuar tratamientos directos y rápidos.

"No hay que alarmar a la sociedad. De lo que se trata es de tomar unas medidas preventivas y de vigilancia para proporcionar la asistencia sanitaria directa y adecuada en caso de necesidad", afirmó en su primera comparecencia ante los medios de comunicación la nueva consejera de Salud y Consumo, Luisa María Noeno.

Las graves consecuencias que la ola de calor produjo el verano pasado en toda España han obligado --tanto a la Administración nacional como a las autonómicas-- a tomar cartas en el asunto. De hecho, a nivel nacional se va a crear una comisión interministerial formada por representantes de Sanidad, Interior y Asuntos Sociales.

JUNIO, MES DE INSOLACIONES El director general de Salud Pública, Luis Gómez López, avanzó ayer que el plan aragonés se pondrá en marcha en coordinación con el nacional, "pero la acción será local, ya que la responsabilidad es autonómica". Además, afirmó que, "aunque se desconoce cómo actúa el calor en la mortalidad, el mes de junio es, debido al cambio horario, el de más horas de insolación". De ahí la presentación en estas fechas del plan, ya adelantado por este diario.

Uno de los objetivos de la DGA es la información al ciudadano, por lo que se ha editado un folleto que se repartirá en centros de salud y centros sociales. "La población más susceptible al calor son los mayores y los bebés. Y para controlarlos, con la tarjeta sanitaria hemos conocido no sólo el domicilio de estas personas, sino si viven solos o en compañía. Así, en caso de producirse una alerta podemos acudir directamente a los afectados", añadió Luis Gómez.

Tres son los niveles previstos. El primero es el de vigilancia de los indicadores sanitarios y meteorológicos y el de difundir los protocolos de actuación entre profesionales sanitarios y ciudadanos. En el segundo, se activaría la alerta de riesgo al detectarse temperaturas altas propias de una ola de calor. Aquí se reforzará el personal para comenzar a acudir directamente a los domicilios ya censados para tratar o ingresar a los afectados. Y en el tercer nivel, en coordinación con el resto de autonomías se propondrán medidas de emergencia.

En cuanto a los sistemas de información, además del meteorológico se contará con el número de urgencias atendidas por día y dependiendo del ámbito geográfico; con los datos de mortalidad recogidos en los registros civiles; y las distintas actuaciones sanitarias y sociales.