El pasado 18 de marzo comenzó el toda la cordillera pirenaica, incluyendo la vertiente francesa, la campaña de censo de la población de quebrantahuesos. Una actividad de control que se realiza a través de la observación sistemática, método que permite conocer no sólo la población existente, de un modo aproximado, si no también la evolución que ésta ha tenido.

La práctica de observación, que comenzó en 1994, parece sencilla, pero un error en el reconocimiento de la identificación de un ejemplar puede ser desastroso. Los expertos hablan de pericia, concentración y seguridad a la hora de identificar el individuo avistado.

Doce puntos

El jefe del Servicio de Conservación de la Biodiversidad de la DGA, Jesús Insausti, explica cómo y donde se efectúan las observaciones: "En Aragón tenemos doce puntos de observación, que se localizan en las inmediaciones de los comederos de la red aragonesa. Estos se abastecen de comida 3 o 4 días antes y, de manera mínima, el mismo día del censo, para asegurar la presencia de ejemplares".

Los equipos de ojeadores están formados por un mínimo de dos personas y un máximo de cuatro, siendo la mayoría de ellos agentes de protección de la naturaleza, técnicos de la DGA, miembros de determinadas ONG e integrantes de la Fundación en Defensa del Quebrantahuesos. En total, son unas 30 personas, que comienzan la jornada sobre las siete de la mañana y terminan, "cuando se pone el sol", señala Manuel Alcántara, jefe de la Sección de Especies Catalogadas de la DGA.

Los grupos, equipados con material de precisión y un equipo de radiofrecuencia, ya que algunos individuos están marcados con emisores, debe reconocer las marcas que el quebrantahuesos tiene en su cuerpo o, por el contrario, cerciorarse de que se trata de un ejemplar no controlado hasta el momento y carece de cualquier identificación.

Generalmente, se emplean dos sistemas para indicar los ejemplares censados. Las anillas metálicas y de color que se colocan en las patas, y las bandas alares. Unos códigos de colores, estos últimos, que se logran titando las puntas de las alas de los quebrantahuesos. A los más jóvenes se les decolora las plumas. Al cabo de dos años, éstas se caen, perdiendo la información.

Técnicas

Alcántara explica cuáles son las técnicas más eficientes, teniendo en cuenta que la observación se hace a través de prismáticos: "Las anillas en las patas son difíciles de ver, a no ser que el individuo se encuentre muy cerca; las bandas alares son más reconocibles, pero también tiene su dificultad, porque hay colores que se asemejan mucho y hay que ser muy precisos a la hora de identificar los colores y el orden en el que van".

Manuel Alcántara comenta que "las campañas de censo están dirigidas a controlar a la población no reproductora". El motivo es que son los más jóvenes y, por tanto, los que aún están buscando su territorio, lo que provoca frecuentes desplazamientos. El experto añade: "Siguiendo a estos ejemplares marcados, podemos saber qué individuos siguen en el grupo, cuáles han desaparecido o los que se hayan incorporado a la población reproductora".

En el caso concreto del Pirineo aragonés, este censo ha permitido verificar que el quebrantahuesos lleva diez años de exitosa recuperación y que se ha convertido en la única población natural y viable de Europa Occidental.